Revista Cocina

A contracorriente

Por Luistovar

A contracorriente


A contracorriente

por el Dr. Charles Patterson


¿Cuántas veces hemos oído esas críticas que dicen que los activistas por los derechos de los animales andan errados y tienen las prioridades equivocadas? De esto se deduce que quienes se preocupan por los demás animales son reacios e incluso hostiles a los valores humanos, siendo la opresión sobre los demás animales la más antigua y encarecidamente defendida prerrogativa humana. Las personas que critican los derechos de los animales se preguntan ¿cómo pudiera ser que los intereses de otros animales sean de alguna manera tan importantes como los problemas humanos: la guerra, la pobreza, la enfermedad, el hambre, el racismo, el genocidio? 
Quienes afirman que las vidas de otros animales tienen poca o ninguna importancia evidencian el profundo especismo de nuestra sociedad. Lo que están haciendo es defender el status quo de la supremacía humana tan fervorosamente como quienes defendían la esclavitud y la supremacía blanca aseguraban que las vidas de los esclavos tenían poca o ninguna importancia.
Otra profunda convicción de nuestra sociedad es aquella que afirma que en lo que se refiere a otros animales el poder es lo que da la razón. El activista Steven Simmons describía tal actitud de la siguiente manera: "Los animales son las víctimas inocentes de esa visión que dice que algunas vidas son más valiosas que otras, que los poderosos están legitimados para explotar a los débiles, y que los menos capacitados deben ser sacrificados por un bien mayor."
Esto no es otra cosa que simple y crudo fascismo. De hecho, la mayor encarnación del fascismo, Adolf Hitler, fue quien afirmó: "Quien carece de poder pierde su derecho a vivir." Qué irónico resulta que esta visión hitleriana esté ahora resurgiendo en los Estados Unidos en donde millones de cerdos, vacas, ovejas, pollos y otros animales inocentes son asesinados cada día porque no pueden defenderse contra el poder de la especie dominante.
La gran división entre los seres humanos y el resto de animales comenzó hace unos 11.000 años en el Oriente Medio con la denominada "domesticación" de los animales no humanos. La esclavización de bueyes, ovejas, cabras, y otros animales, dio paso rápidamente a tratar a los humanos igual que se trataba a otros animales mediante la esclavización de seres humanos. La esclavitud supuso un considerable incremento de crueldad, opresión y conflicto en la historia humana.
Esta práctica dio paso también a la caracterización y demonización de otros seres humanos equiparándolos con otros animales. Los europeos se referían a los americanos nativos como bestias, lobos, serpientes. Y los africanos secuestrados y llevados a América para ser vendidos como esclavos fueron tratados exactamente como se trataba a los animales no humanos domesticados. Durante la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses descalificaban a los japoneses llamándoles monos amarillos, perros, ratas y plaga que debía ser exterminada. El proceso de demonizar a seres humanos equiparándoles con otros animales conseguía que resultara muchos más sencillo asesinarles debido a que la mayoría de los humanos han sido adoctrinados desde niños para tener poca o ninguna consideración por las vidas de los demás animales.
En las memorias de los supervivientes del Holocausto, la frase más reiterada es "nos trataban como a animales". Las víctimas de los nazis fueron llevadas a los campos de exterminio hacinadas en pequeños vagones, y asesinadas en serie, del mismo modo que se asesinaba a los animales no humanos en los mataderos industriales de los Estados Unidos.
La amarga pero innegable verdad es que nuestra civilización está construida sobre la explotación y matanza de animales; y a partir de esta opresión fundamental derivan todas las demás atrocidades. El abuso hacia los demás animales y la destrucción de la tierra son las claves en las que residen los errores de nuestra sociedad. 
Quienes defienden los derechos de los animales y luchan por la liberación animal - individuos radicales en el sentido positivo de la palabra - están incidiendo de la manera más directa y efectiva sobre las raíces de la opresión humana. Afortunadamente hay personas que tratan de afrontar la causa central del problema con su activismo. Cada una de ellas son personas heroicas, y así es como serán juzgadas en el tribunal de la historia. 
Me gustaría recordar una observación que la escritora Harriet Beecher Stowe, autora de La cabaña del tío Tom, señaló hace más de un siglo. Ella dijo: "La verdadera cuestión está en tomar partido por los débiles frente a los fuertes; algo que las buenas personas siempre han hecho."
No permitas que nadie te diga que vivir y luchar a favor de la liberación de los animales y contra el fascismo de nuestra sociedad no es otra cosa que la más importante y urgente labor que debemos acometer. Nada es más importante. Y no te preocupes demasiado por las quejas y las críticas. Estás yendo a contracorriente de lo que la sociedad piensa, pero así es como debe ser. Citando al escritor alemán Goethe: "El mundo solamente progresa hacia adelante gracias a quienes se oponen a él." 
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Texto traducido por Luis Tovar.
Charles Patterson es autor del libro Eterna Treblinka
-Texto original en ingles

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