La más reciente celebración del 62º aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes ha provocado durante la semana comentarios y especulaciones, pues el Día de la Rebeldía Nacional ha sido una de las festividades más importantes para el gobierno castrista durante todos sus años en el poder.
Después del golpe de Estado de Batista los tiempos eran convulsos y las protestas no se hacían esperar, pues los cubanos exigían el respeto a la Constitución del 40 y elecciones libres.
Tras la huida de Batista en 1959 Fidel Castro ocupó la dirección del país y prometió elecciones en un corto plazo. Durante sus largos discursos, con sus promesas manipulaba a la población, que lo escuchaba esperanzada.
El problema de “la tierra”
En aquellos primeros años hablaba del programa del Moncada, incluido en La historia me absolverá, el alegato de autodefensa de Fidel Castro en el juicio por los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, que supuestamente se proponía resolver los problemas fundamentales del país, entre ellos “el de la tierra”. Para ello se promulgó la Ley de Reforma Agraria, y las grandes extensiones de tierra fueron expropiadas por el gobierno, a la vez que los campos pequeños fueron distribuidos entre los campesinos, para después integrarlos en cooperativas (granjas estatales donde estos vivían y cultivaban a cambio de un salario y alguna pequeña parte de los beneficios de la cosecha), y así casi toda la tierra pasó de hecho a manos del Estado.
En el recién celebrado 11º Congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), uno de los temas más discutidos fue el de los bajos precios que reciben del Estado (Acopio) los campesinos. Otro de los grandes problemas que presenta la agricultura es el gran latifundio del Estado, con más del 70 % de las tierras (plagadas de marabú) en su poder.
En el 2012, en un intento por atenuar las dificultades en la agricultura, el gobierno emitió el decreto ley 259, por el que fueron entregadas en usufructo 1,4 millones de hectáreas a 150 000 agricultores privados, según cifras dadas por la Asamblea Nacional. Sin embargo, en el reciente evento de la ANAP se informó que a 43 000 usufructuarios se les rescindió el derecho al uso de la tierra. También se dijo que 320 unidades básicas de producción cooperativa (UBPC) desaparecieron por ineficientes.
También se reiteró la promesa de aumentar los precios de Acopio. Si esto se cumple, es posible que mejoren las ofertas en los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE), según declararon algunos participantes en el evento.
Pero estos años han demostrado que ni las UBPC ni el arrendamiento de tierras ociosas pueden por sí solos “reanimar” la agricultura. El marabú sigue reinando, y Cuba aún importa alrededor del 80 % de los alimentos que consume.
Industrialización, otro “cuento chino”
Otro de los planteamientos del programa del Moncada fue la industrialización del país. Para ello, y para tener el control absoluto de la economía cubana, en 1960 el gobierno creó la Junta Central de Planificación (JUCEPLAN), que años después fue disuelta sin haber logrado su objetivo.
En 1969 la prensa nacional anunciaba: “Cuba se lanza este año a un esfuerzo decisivo para su desarrollo económico, que alcanzará un hito importante con la zafra de los 10 millones. Pero el crecimiento no se limitará al azúcar, ni se detendrá allí.” Pero la zafra fracasó, y sobrevino la debacle al descuidarse otros sectores de la economía. Como en otras ocasiones, la culpa recayó en el pueblo, y ciertos sectores fueron acusados de no querer trabajar.
Por estos días les he preguntado a algunos qué opinan sobre la industrialización del país anunciada en el programa del Moncada. Las respuestas fueron variadas, pero todas pueden traducirse en la misma frase: “¿El qué…?” Durante todos estos años, la mala administración económica nos ha arrastrado a uno de los niveles de vida más bajos y nos ha ubicado en el tercer mundo.
Cubanos desempleados y sin casa
El programa del Moncada mencionaba también el desempleo. Sin embargo, en el 2012, el ministro de Economía, Adel Yzquierdo, manifestó al Parlamento que el recorte de empleados estatales sería de 170 000 obreros y que las capacidades para los trabajadores por cuenta propia se ampliarían a 240 000 plazas. Pero no solo el desempleo golpea a la clase trabajadora. También la discriminación. Las mejores plazas van a parar a manos de ex miembros de las Fuerzas Armadas, militantes del partido comunista o de la UJC.
El problema de la vivienda también se ha agudizado, sobre todo en la capital, donde los derrumbes ocurren a diario, frecuentemente con pérdida de vidas. Hay lugares, como la calzada de Diez de Octubre, que semejan zonas de guerra.
Para nadie es un secreto que nuestras ciudades están llenas de barrios marginales, donde las personas viven en condiciones de insalubridad, con paredes de yagua o cartón tabla y la mayoría de las veces techos de zinc, sin agua potable, sin alcantarillado y sin instalaciones eléctricas. Durante años, el control del Estado sobre los materiales de construcción impidió a las familias emprender cualquier clase de reparaciones o mejoras en sus viviendas. Hoy, dichos materiales se venden por la libre… a precios exorbitantes.
En noviembre de 2011 entró en vigor una ley que permitía la compra-venta de casas. Pero esto tampoco es algo que la mayoría de los cubanos pueda incluir en sus planes, aunque algunas jineteras se han beneficiado con esta opción gracias al aporte monetario de algún cliente.
En cuanto a la educación, los desaciertos en la dirección de este Ministerio están entre las mayores causas de la crisis que mina nuestra sociedad. Los bajos salarios y las malas condiciones de trabajo obligaron a muchos profesionales a abandonar el sector, y el cierre de las escuelas formadoras de maestros conllevó a ubicar en las aulas a personas sin la preparación necesaria para educar.
Dicho todo esto, es increíble que el 26 de julio de 1973, en el acto central en conmemoración del 20 aniversario del ataque al cuartel Moncada, Fidel Castro dijera: “Ningún programa económico y social se ha cumplido jamás en este continente como se ha cumplido el programa del Moncada. Con el devenir del tiempo y la propia lucha, se han superado con creces todas las esperanzas de entonces, y avanzamos hace rato más allá”. (sic)
Fuente: Cubanos por el Mundo