Con un ojo en el partido de Rafa Nadal en Montecarlo y otro en el ordenador, va pasando el tiempo. Ya sólo quedan dos horas para el clásico. Una nueva edición de la guerra entre Madrid y Barcelona, Real y Barça... No quiero mirar las noticias ni escuchar la radio porque no quiero saber hasta última hora el equipo que sacará Mourinho en el Camp Nou. Y es que me temo lo peor, que el portugués ponga un equipo defensivo y trate de buscar desde el minuto uno el empate a cero que casi le daría la liga que hace un mes tenía totalmente ganada y que se ha dejado casi arrebatar sin darse cuenta.
Espero que no, que este Madrid de los 107 goles, a uno de batir del extraordinario registro que consiguió el equipo de Toshack en la temporada 1989-90 comandado por Hugo Sánchez y asistido por la famosa "quinta del Buitre", salga a ganar en campo culé. Espero que mi Real Madrid sea un equipo atrevido que busque la portería rival, que ahogue la salida del balón del rival con la presión muy arriba y que, si finalmente pierde, que sea porque el otro ha sido mejor y no porque el planteamiento sea rácano y conservador. Porque aún perdiendo hoy, hay que recordar que el Madrid seguirá siendo el primero, y si no falla el resto de partidos, será campeón.