Revista Opinión

A es A. O B, o C, o lo que quiera ser

Publicado el 16 agosto 2019 por Carlosgu82

A es A. O B, o C, o lo que quiera ser

El arte de la no significación, o el arte de disimular un significado; así llamaría o intentaría describir a eso que podemos entender como “posmodernismo”. Sin ánimos de entrar muy profundamente en un área muy ríspida – esto dado que ni siquiera los mismos autores que se podrían declarar como posmodernos podrían describirlo de una manera que otorguen el significado correcto a esa etiqueta – intentaré simplemente expresar cual es mi opinión respecto de la decisión tomada por el consejo directivo de la facultad de ciencias sociales de la UBA.

Cabe antes que nada, intentar explicar algunas cuestiones que me parece a mí, hacen a la raíz del asunto. En primera instancia, la necesidad de instalar que el vocabulario, y los acuerdos espontáneos no sirven, esto podría sonar un poco rebuscado, pero desde luego que no esta tan alejado de la realidad. Hay que entender que cuando hablo de los acuerdos espontáneos y el vocabulario, caigo en una redundancia, dado que el vocabulario no es sino la máxima expresión del intercambio a lo largo de la historia de diversas culturas, todo generado por espontaneidad de los actores, no podría existir el vocabulario, y el diccionario, si no fuera porque no hubiera existido un intercambio profundo de sistemas de símbolos que intentan representar ideas – esto sería un poco “el proceso de la significación” – de hecho cuando nosotros mencionamos la palabra “árbol” es difícil que la persona que lo escucha o lo lee, se imagine algo muy distinto a una entidad de la realidad que se compone de un tronco marrón y una copa verde –de más está decir que si nos adentramos en cada término podremos encontrar significaciones distintas- podemos seguir así con una cantidad innumerables de ejemplos, sin embargo instalamos de ese modo que “árbol” significa una cosa y no otra cosa a la vez. Entonces encontramos ciertos rasgos de lógica en el lenguaje mismo, un término no puede significar una cosa y otra cosa distinta a la vez, los términos y las palabras se utilizan para tratar de diferenciar entidades empíricas o mentales, y desde luego son el producto de muchos años de intercambio. En segunda instancia, la necesidad de que el lenguaje sea algo más que una simple herramienta, es decir, se pretende que a la realidad la construye el lenguaje, es decir, nuestros amigos “los posmodernos” pretenden hacernos creer que nuestras palabras o los términos que usamos construyen nuestra realidad, cuando ignoran que la formación del lenguaje no se hace independientemente de la realidad, necesitamos tomar una entidad que podemos apreciarla empíricamente para tratar de ponerle una etiqueta, un nombre por tanto de ningún modo se puede pretender que es fácil cambiar la realidad con solo cambiar las palabras; sobre todo hay que entender, la realidad hace a las palabras y no al revés. En última instancia, podemos notar que para ellos, el lenguaje es la dominación de una cultura por sobre la otra, porque para ellos no puede existir algo como intercambio entre individuos, con esto no estoy queriendo negar la posibilidad de que a algunas personas un tirano pueda prohibirles hablar su lengua e intentar imponer la otra, sino más bien que el lenguaje no puede existir si no es simplemente, por apropiación voluntaria del mismo, y demás está decir que hay un ejemplo de que ni siquiera planificar pacíficamente una lengua funciona (tal es el caso del esperanto); por tanto, toman casi como el elemento marxista de la lucha de clases para trasladarlo al ámbito del lenguaje, ya no hablando de proletarios y obreros – cabe destacar por ejemplo, que no hay manera de entender que existe un lenguaje proletario y otro obrero – es decir, en síntesis, ponen al lenguaje en clave de lucha de unos y otros, como si verdaderamente el lenguaje podría invisibilizar y ser un arma de guerra.

Ahora bien, hecha esta introducción, me gustaría explicar a qué apunto con todo esto, a fines del mes de Julio del presente año, el consejo directivo de la facultad anteriormente mencionada, aprobó la utilización del llamado “lenguaje inclusivo” para las producciones realizadas por sus estudiantes de grado y posgrado. Quiero hacer un primer punto aquí, lenguaje inclusivo es una contradicción en términos dado que las palabras como hombre, ser humano, etc. son términos universales que intentan incluir o abarcar un universo de entidades sin discriminar y sin afectar solo a una pequeña parte. Continuando, me gustaría exponer la motivación de los directivos de esta medida, básicamente se plantea que “el uso del lenguaje inclusivo permite traducir la igualdad jurídica en igualdad efectiva”. Desde luego que a mi criterio están queriendo utilizar un serrucho para clavar un clavo, dado que si la igualdad jurídica es inefectiva para lograr una verdadera igualdad, entonces todo se resuelve en ese ámbito; no podemos intentar curar una enfermedad simplemente dando de comer a quien tiene una gripe. Continua la fundamentación de los directivos diciendo que, “el lenguaje con el que nos comunicamos y relacionamos reflejan desigualdades entre géneros”, de más está decir que ignoran un principio de la humanidad, las características personales, fisiológicas, biológicas y todas las características que definen a una persona, son distintas unas de otras, solo son aproximadas por grupo de entidades iguales. Y más allá de eso siguen siendo presos de su razonamiento ilógico; pretenden defender que el lenguaje en sí no permite una convergencia hacia la igualdad de entidades pero ignoran que ese mismo lenguaje es un compendio de culturas y significaciones que fueron ideados por seres humanos hechos de su misma sustancia, es decir, pretenden despegarse de una naturaleza que bajo su misma tesis, es igual a todos los géneros, provocando así que el generar ese nuevo vocabulario o utilizar un nuevo modismo se impregna a su vez de esa desigualdad originaria reputada al lenguaje dado que ese lenguaje fue el primero que aprendieron y de otro modo, serían simplemente menos igualitarios de lo que pretenden. Es decir, que para poder formar un lenguaje más igualitario, necesitamos un ser de otro mundo que no hubiera sido criado con los mismos símbolos que los nuestros.

Luego continúan justificando, con cosas como “se conservan expresiones que no fueron actualizadas contemplando a los sujetos de derecho reconocidos en los últimos años”. Básicamente están queriendo expresar la idea de que se están generando nuevas entidades, esto es, básicamente, la realidad se está creando; cuando es bien sabido, que si la realidad se podría crear, no tendríamos hoy que prestar atención – por ejemplo –  a los exponentes que están en contra de la deforestación, dado que bastaría simplemente con crear nuevos árboles. Pretenden también hacer entender que lo viejo es malo solo por ser viejo, por estar desactualizado; si es por eso, hay que empezar de 0 un nuevo lenguaje, dado que los símbolos y entidades que intentan expresar las palabras son producto de la historia. De hecho, podríamos decir que el diccionario es un libro de historia tranquilamente.

En síntesis, aprobar esto viene siendo un sinsentido, sin embargo estamos pidiendo explicaciones a gente que adhieren a corrientes posmodernas, en donde no existe un significado, donde la realidad es a placer de quien la observa, y que las palabras pueden significar cualquier cosa, niegan que hayan palabras que tengan un significado concreto, niegan que exista algo como la verdad, sin embargo, entran en contradicciones, pues aceptan que la verdad sea el no significado, es decir toman una nueva verdad.


Volver a la Portada de Logo Paperblog