Día 31,
En períodos de atrincheramiento es natural que sobrevengan preguntas acerca del nuevo mundo que queremos construir o de la nueva imagen que queremos de sociedad. ¿Y qué podríamos preguntarnos observando cómo el mundo se desmorona a nuestro alrededor? Si ya no nos preguntamos esto es que nos importamos un comino. Ciertamente, lo que vale de la pregunta no es tanto aquello por lo que pregunta como el hecho mismo de que lo preguntemos. ¿En serio alguien puede creer que podemos ponernos de acuerdo sobre el mundo que queremos? Pero si cuando vamos a por el pan nos cuesta ya decidirnos si integral de trigo o de centeno. Vamos, que lo de menos es llegar a mundos felices donde todos comieron perdices. Lo que sin embargo importa, y mucho, es que nos hagamos la pregunta, nos interpelemos a buscar respuestas, nos hagamos un nosotros. Esto, esto de ser nosotros, es lo que todavía no somos y quizá vaya siendo hora de reparar en ello.
José Antonio Porcel, Paisaje negro
Y antes de cerrar la reflexión del día, una sugerencia a quienes sí se toman en serio esto de llegar a megalópolis universales: preguntémonos, mejor, por el mundo que no queremos. Y es que a falta de pan buenas son tortas.