No es la tauromaquia el tema que más me preocupa. Ni siquiera me parece que sea el problema moral más grave que plantea nuestra relación con los animales no humanos. Incluso limitándonos a los toros y vacas, el problema de la ganadería intensiva es, desde una perspectiva global, más importante y difícil que el de la tauromaquia. Hay maltratos de animales cuya solución es compleja, dada su incidencia en la alimentación o la investigación, por ejemplo. No así las corridas de toros ni las salvajadas pueblerinas, que no sirven para nada y representan una masa de sufrimiento inútil, perfectamente prescindible y fácilmente evitable. Aquí la solución está clara: hay que abolirlas.Jesús Mosterín, A favor de los toros. (Vía).