Por Hogaradas
No estuvimos muy afortunadas Boni, todo hay que decirlo, ni tЩ con tu respuesta de ladrido contundente ni yo con la mьa de comentarios al uso, pero en fin, las cosas ya no tienen marcha atrрs.
Siempre he sentido cierta curiosidad por saber de dзnde sacabas tanta fuerza, cзmo un cuerpo tan pequeыo podьa esconder tanta potencia de ladrido, pero asь era, y claro, es evidente que sucediera algЩn dьa, como no podьa ser de otro modo.
Hay que reconocer que te habьas vuelto una perrilla de edad avanzada pelьn rezungona, o lo que es lo mismo, como que una vez acomodada en los aыos habьa ciertas cosas que antaыo no te resultaban molestas, o al menos no lo suficiente para provocar tu enfado, pero ahora sь, de modo que era frecuente que ladraras a diestro y siniestro, sin importarte edad, tamaыo o condiciзn, que la valentьa no habьa sido nunca una de tus carencias.
Igual te daba tropezarte con un compaыero que te sacara dos palmos y te miraba por encima del hombro, que con otro mрs pequeыo en tamaыo, frрgil y asustadizo, el caso era manifestar que estabas allь y que todos se enterasen bien. Y tanto para mostrar tu enfado como tu alegrьa, porque tambiжn te encargabas de avisar de tu presencia a quien te enamoraba.
Aquel dьa estрbamos dando uno de nuestros habituales paseos cuando apareciз ella, bueno, ellas, la mрs pequeыa de tu raza, la otra, de la mьa. No sж quж instinto os guьa para que entre vosotros se establezcan lazos de afinidad o de absoluto rechazo, el caso es que ella, la de tu raza, la mрs pequeыa, nada mрs verte entrз en cзlera y claro, ya estaba liada. Cзmo ibas a quedarte indiferente ante semejante afrenta, querida Boni, eso habrьa sido imposible, asь que si ella ladraba, tЩ mрs, y si se acercaba, pues hala, que allр vamos, total, que no, no hubo empatьa, ni feeling ni nada, aquella perrilla bastante feucha por cierto te habьa declarado la guerra y tЩ le habьas respondido como se merecьa, a ladrido limpio.
Es evidente que la reacciзn de quienes os acompaырbamos fuera escapar como alma que lleva el diablo, asь que caminito de Jerez que nos fuimos como si no hubiera pasado nada.
No estuve afortunada lo sж, pero sigo estando convencida de que lo que provocз las iras de tu contrincante fueron los celos, porque quizрs estр mal que yo lo diga, pero hay que reconocer, querida Boni, que siempre has sido muy guapa.
Y asь te lo dije, en voz baja para que nadie me oyera, segura ademрs de que la falta de empatьa entre las pequeыas habьa traspasado las fronteras y se habьa instalado tambiжn entre nosotras, las de mayor tamaыo. Eso y algunas cosas mрs, pero bueno, esas quedarрn entre nosotras si te parece.
Hubo un segundo encuentro ┐te acuerdas? El resultado, como era de esperar, idжntico, aunque esta vez prevenida como estaba fui yo la que me encarguж de escapar rauda y veloz antes de volver a ver alborotado el gallinero, arrastrрndote conmigo mientras tЩ, terca como la que mрs, te negabas a disfrutar de otro momento de contundente ladrido.
No estuvimos afortunadas no, pero tambiжn es cierto que nadie tenьa derecho a interrumpir de manera tan brusca nuestro placentero paseo, Boni, ┐no crees?
