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A GRANDES MALES - César Pérez Gellida

Publicado el 17 marzo 2017 por De Lector A Lector @deLectorALector
A GRANDES MALES - César Pérez Gellida
Siempre que acabamos una novela de César Pérez Gellida estamos deseando que llegue la siguiente y este caso no era una excepción, aunque por otro lado tampoco queríamos que llegara la fecha porque con esta entrega se pone fin a la trilogía "Canciones, refranes y rastros de sangre" y no sabemos cuando será la próxima vez que volveremos a encontrarnos con estos personajes que llegaron a nuestra vida (por lo menos de la lectora), y se quedaron con nosotros.

EL AUTOR

A GRANDES MALES - César Pérez GellidaCésar Pérez Gellida nació en Valladolid en 1974. Es Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valladolid y máster en Dirección Comercial y Marketing por la Cámara de Comercio de Valladolid. En 2011, decidió dedicarse en exclusiva a su carrera de escritor.
César irrumpió con fuerza en el mundo editorial con Memento mori, que cosechó grandes éxitos tanto de ventas como de crítica y obtuvo el premio Racimo de literatura 2012. Constituía la primera parte de la trilogía «Versos, canciones y trocitos de carne», que continuó con Dies irae y se cerró con Consummatum est y por la cual le fue otorgada la Medalla de Honor de la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses 2014 y el Premio Piñón de Oro como vallisoletano ilustre. En 2015 publicó Khimera, su cuarta novela, y en 2016 inició su segunda trilogía, «Refranes, canciones y rastros de sangre», compuesta por las novelas Sarna con gusto, Cuchillo de palo y A grandes males.
Actualmente sigue escribiendo novelas y colabora como columnista en El Norte de Castilla.

ARGUMENTO

Erika Lopategui y Ólafur Olafsson han llegado a Buenos Aires siguiendo el rastro de la única persona que puede ayudarlos a destapar la organización criminal que se esconde tras la Congregación de los Hombres Puros. Encontrar el Cartapacio de Minos, un misterioso documento que contiene la identidad de los integrantes de la cúpula de esta organización, es su única meta.
Pero no solo ellos lo buscan... Pronto descubrirán que una cara conocida está más cerca de lo que a ellos les gustaría.
A grandes males es un thriller donde la realidad y la ficción se confunden para sumergir al lector en una trama cargada de incógnitas cuyas respuestas se encuentran entre los muros del edificio Barolo, un rascacielos levantado para albergar las cenizas de Dante Alighieri.

MIS IMPRESIONES

Cuando César Pérez Gellida cruzó el charco y se fue a vivir a Argentina, no cabe duda que encontró un excelente escenario y no vaciló en que sus personajes le acompañan en el viaje para desarrollar allí prácticamente la totalidad de la trama de la novela con la que pone fin a la Trilogía Canciones, refranes y restos de sangre: A grandes males.
A GRANDES MALES - César Pérez GellidaNo voy a negar que cuando César, en un encuentro con blogueros con motivo de la publicación de Sarna con Gusto, nos comentó algunos extremos en los que iba a derivar la trama la tercera novela de la trilogía, sentí un cierto temor, y más con las explicaciones que nos iba dando. Unos temores que he podido comprobar eran infundados ya que, aunque todo lo relativo a la Divina Comedia y a la masonería no es algo que me atraiga especialmente y la mayoría de las veces me ha parecido complicado de entender, en A grandes males César Pérez Gellida ha hecho una gran labor aligerando lo más posible estos temas en la narración, haciendo que se comprendan con bastante facilidad y que no resulten una carga al lector con la consiguiente pérdida de ritmo en la lectura.
Y es que ritmo tampoco nos va a faltar en este final de la trilogía, A grandes males es un thriller lleno de acción, con una narración durante la cual vamos a estar cambiando continuamente no sólo de escenarios, dejándonos siempre con "la miel en los labios" en cada cambio y deseando volver a donde nos ha dejado, sino también de época, ya que viajaremos al pasado para conocer a Luis Barolo, que junto a Mario Palenti, fue el encargado de poner en marcha la construcción de un edificio que llevaría su nombre, y transitar por una historia con base en la masonería, las sociedades secretas y el vínculo de éstas con el poder, en la que realidad y ficción se entremezclan tanto que cuesta diferenciar dónde está la línea que las separa.
En ningún momento César Pérez Gellida nos aburre con detalles ni exceso de información, ésta está integrada perfectamente en la historia, pero se destila de lo narrado que ha realizado una gran  y meticulosa labor de documentación sobre la masonería, la Fede Santa y el Palacio Barolo, entre otros extremos, y no sólo eso, sino que se ha divertido haciéndolo, ha disfrutado y que le ha entusiasmado lo que iba encontrando y eso se transmite en la novela.
En A grandes males César Pérez Gellida nos va a llevar por otros vericuetos de la maldad. No es que no nos vayamos a encontrar crímenes en esta entrega, ya sabemos que a César no le tiembla el pulso a la hora de llevarse a alguien por delante, lo hemos podido ir comprobando novela tras novela, pero en esta entrega la maldad es distinta, es la manipulación; el conseguir un fin al precio que sea; el control sobre los demás; tener y ostentar el poder y riqueza; que una verdad que no nos interesa quede oculta con otra posiblemente menos importante, con una cortina de humo que hace que perdamos de vista nuestro objetivo, que no seamos capaces de ver lo que tenemos ahí delante porque es lo cotidiano, lo que tenemos más a la vista; la pérdida de perspectiva. Algo que, por otra parte, no nos suena nada extraño en nuestros días.
A GRANDES MALES - César Pérez GellidaEstá claro que César es un maestro que sabe contar historias que te dejen pegado a las páginas de sus novelas, visualizas lo que narra, nos lo ha dejado claro a lo largo de las 7 novelas en su haber, y siempre sorprende, cada novela es un paso más allá aun cuando pienses que ya no es posible, y vuelve a jugar con el lector sigue poniéndole todo a su alcance sin que seamos capaces de verlo, para demostrarnos al final que todo estaba ahí, que no hemos sabido verlo, que no se ha sacado nada de la manga, simplemente que nos hemos fijado en lo que no debíamos. Y además se permite el lujo de advertírnoslo en la propia novela.
No creo que se pueda decir nada nuevo sobre quienes pueblan las páginas de esta novelaya que nos ha quedado suficientemente claro que César Pérez Gellida es un gran constructor de personajes. De los que conocemos poco se puede añadir, los hemos ido conociendo en profundidad, pero ya os imaginaréis que también en esta novela van a aparecer otros que no nos dejarán indiferentes. Me ha encantado la construcción que ha hecho de Bujalesky, Telmo o de Gabriel, que dicho sea de paso, aun después de haber acabado la novela, me sigue teniendo tan desconcertada como desconcertante es su apariencia.
Bujalesky y Telmo esos dos argentinos a los que parecía estar viendo y escuchando, que te hacen disfrutar con sus conversaciones que, por lo menos en mi caso, te descubres leyendo con esa cadencia porteña tan característica, y que en ocasiones están tocadas de un peculiar sentido del humor. Unos personajes de los que se sirve para comentar muchas de las cosas que se viven en Buenos Aires y cómo son quienes habitan la ciudad.
En esta última entrega de la Trilogía Refranes, canciones y rastros de sangre, nos vamos a encontrar menos refranes, pero no podría ser esta entrega final sin ellos, algo tan inherente a la esencia de Sancho; la música indudablemente no podía faltar, siempre presente, aunque en este caso no podamos escuchar prácticamente ninguna de las canciones que vienen de la mano de Bujita, el hijo de Bujalesky, y que éste último va cantando a lo largo de la novela; unas canciones cuya letra César ha escrito en su totalidad, aunque de momento tan sólo una tenga música y voz de la mano de Ferreiro y Saldarriagay sangre que de eso con este autor, de momento, nunca falta.
No me ha resultado fácil escribir esta reseña en mi afán intentar decir mucho sin descubrir nada de más, que de menos seguro que lo he hecho.
Después de introducirnos en este universo gedillista, es curioso lo mucho que nos cuesta desprendernos de él y los deseos inmediatos que sentimos de volver a sumergirnos en el mismo, y más ahora que, quitando la novela que está en marcha, no sabemos nada de lo que podemos esperar.
Nos queda un vacío que necesitamos seguir llenando.
FICHA DEL LIBRO
FRAGMENTO




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