Revista Música
Kings of Leon – Young and youth manhood
Es evidente que el año 2000 junto con el cierre de cortinas, dio por finiquitada la década de los 90´s , que compite fervientemente por tener en sus filas uno de los años mas productivos para el rock, diez años en general que parieron un resucitado rock y quizás la ultima gran revolución social y musical que hayamos visto. Producto de ello lo que primo mayormente en el decenio siguiente fue una interrogativa absoluta ¿Qué veremos de nuevo? , un cuestionamiento que derivo en diversas direcciones, no obstante casi siempre se mantenía en la eterna esperanza de ver algo realmente grande al año siguiente. Ello por desgracia nunca termino de cuajar y acabo definiendo los últimos 120 meses, como un proceso de eternas promesas, donde el reciclaje de sonoridades fue tal vez, lo esencial, más allá de cualquier otra característica. Una filosofía que incluía resucitar estilos de los 60´s y 70´s , reducir la fidelidad adyacente a la tecnología, luego darle unos toquecillos por aquí por allá, que le den el sello final de actualidad (dicese de escarceos electrónicos) ,y listo tenemos ese paquete llamado “revival”. Como ven esta formula, que no tiene nada de malo, fue la base para la construcción de numerosas bandas, inclinándose más por una que otra forma, mas siempre, o casi, se aplica esta norma. Lo bueno es que se inspira en estilos muy sólidos, que obligan a aplicar buenas ejecuciones y ello se ve reflejado en los discos, lo cuestionable, es que la posibilidad de un auge renovador, se ve retrasado y con ello hunde otro tanto a la originalidad, mas es el efecto en general, sin ser descalabrante, es bastante bondadoso sónicamente.
Los King of Leon, son quizás los que mejor ejemplifican ese fenómeno, ello no en desmedro de la habilidad de los subterráneos Strokes. Su sonido característico es anacrónico hasta decir basta, obvian cualquier atisbo de modernización, con un rock corrosivo y de ambientación campechana. Es inevitable dejarlo correr y sentirse un polizón que masca tabaco a bordo de esos barcos con ruedas hidráulicas a sus costados, mientras navegan río arriba por aguas verdosas o escondido en un tren de carga en plan viajero, aunando, se siente muy vinculado a esa USA sureña. ¡Si, lo sé!, que la mera mención de esto es solo como aliciente estético, pero ayuda a configurar el cuadro en una función mas clara. La voz de Caleb Followill, tal vez sea la principal responsable del color que adopta la música de los King, entintándola de esa esencia cáustica. Y casi lo olvido, pero la historia de formación es un punto aparte bastante hilarante también, basta mirar la lista de integrantes, para notar que hay un común denominador al borde de lo dictatorial, y es que el grupo en si mismo es una familia, tres hermanos mas un primo, conforman esta cofradía apellidada Followill. Todo se remonta tempranamente cuando Caleb (voz, guitarra ritmica), Nathan (batería) y Jared (bajo), hijos los tres de un predicador se la pasaron su infancia viajando por diversas ciudades, efecto colateral del trabajo de su padre, y entre amenizar las reuniones, y demases, ya tenían al menos los primeros aprontes con los instrumentos. Esto me rememora que otro contemporáneo también tenia que ver con insinuaciones religiosas, ¿se les viene a le mente Brandon Flowers de los Killers, declarado abiertamente mormón?, mas eso es desviarse del tema. El asunto es que el nómada ritmo de vida familiar se vio alterado con el divorcio de los padres, tomando una estancia definitiva en Nashville, donde deciden por fin armar una banda, reclutando para ello a su primo Mathew Followill (guitarra principal), y finiquitando de una vez, todo el proceso de formación, mas el circulo familiar involucrado no se cierra ahí, el técnico encargado de mantener impecables los instrumentos, llamado Nacho, ¿adivinen que apellido tiene?
Pero ante todo lo que termina primando a fin de cuentas luego de repasar mil veces el debut Young & youth, es la buena sensación que deja, tiene un ritmo frenético (Red morning Light), no obstante cuando toma pausas estas son acompasadas y delicadas (Talihina Sky), un equilibrio ávido. Y un cuidado de la estética que va desde la sonoridad, hasta las mismísimas imágenes que por esas épocas de los integrantes, un armatoste bastante calibrado, con neo - clásicos metidos por todos los pasajes. Lo otro llamativo son las líricas, claramente inclinadas al sub-mundo, lleno de celebraciones, ya saben drogas, alcohol, noches y demases. Trani trata de una prostituta transexual y cocaína o la mismísima Spiral Staircase que da a entender de inmediato una orgía, por esas figuras compositivas se acaba redondeando el significado final, con un rock similar al de antaño, aplaudiendo la decadencia.
“En la negrura de la noche, hasta la luz rojiza del amanecer”
Un inicio apresurado, por lo fulminante, porque si hay una palabra mas apropiada para definir la triada de canciones que abren el telón, seria chispeante, ritmos rápidos sin perder esas melodías codificadas y en general una tendencia a fraguar atmósferas lúdicas en todo momento, Red Morning Light, Happy Alone y Wasted Time. La primera de hecho, resume demasiado bien su velocidad, incluyendo una premonitoria tendencia resacosa, se pasa volando y la segunda tiene una guitarra levanta-animas con esa sonoridad divertida que da inicio en el 00:48. Con la llegada de Joe’s head, tenemos otro aporte al desparpajo, sobretodo por la historia conductora del tema, donde un tipo al encontrar a su novia con otro, les mete un tiro a ambos, para luego llamar a su amigo Fred y contarle mientras se fuma un cigarro, la canción en si es bastante propicia, y se acopla de maravillas con todo el bloque inicial.
Trani, sirve de antro para reposar, mientras sus acordes pausados, van erigiendo monumentos decadentes. El justo detenimiento antes de volver al ritmo voraz con California Waiting, tal vez de los temas enérgicos sea uno de los más melodiosos, mientras Jared va desgarrando su voz una y otra vez.
En Spiral Staircase, es precisamente destacable el minuto 1:42, cuando la voz amarga se queda sola con las palmas que van guiando el ritmo, la desnudez lisérgica, es sin duda notable, quizás un track mas percusivo al contrario de Molly’s Chambers, donde el vocalista parece imprimirle un poco mas de ablandamiento a su voz (en medida de lo posible) y esta juguetea con la cadencia de la guitarra. En Genius, es un buen ejemplo del destacable papel que juega el guitarrista, siendo la piedra en la que se construyen los tiempos del tema, y que de un momento a otro se arranca con un solo, o una variante mas descarnada y acuchillante. Dusty vendría siendo otra manera reposada de catalizar el flujo inquietante a ratos de Young… el episodio necesario obviamente.
Por ultimo lo mejor esta reservado para quienes saben esperar un gran final…. Holy Roller Novocaine , con ese bajo inicial, para que cada instrumento se vaya uniendo poco a poco, hasta llegar a la voz cómplice que en un tono compinche se va agrietando hasta extasiar, la condensación ocurrente por excelencia, donde pareciese agruparse todas las virtudes melodiosas, con un sentido lúdico imparable y el bonus Talihina Sky, de esencia contemplativa, tiene unos colores estivales exquisitos, y un teclado (piano) que va conmoviendo mientras se va hilando hasta apagar el disco con su descenso.
Disco imprescindible del 2003, muy crudo, muy melódico, y ya es raro que esos dos conceptos puedan ir juntos…tal vez merecedor de la etiqueta “deberías escucharlo antes de morir”
• Tracklist
• Red Morning Light
• Happy Alone
• Wasted Time
• Joe’s head
• Trani
• California Waiting
• Spiral Staircase
• Molly’s Chambers
• Genius
• Dusty
• Holy Roller Novocaine
• Talihina Sky