Este último martes, día 14, se cumplía el 84 aniversario de la proclamación de la II República española, efemérides que se recordó solamente con unas pocas banderas tricolor de aquél régimen colocadas por espontáneos en algunos mástiles y farolas.
La causa republicana, defendida por el racionalismo y por la ya avejentada oposición al franquismo, no levanta a las masas y parece narcotizada, como en coma.
Y es que el sistema emanado de la Constitución de 1978 trajo libertad y prosperidad, y aun con todas sus crisis económicas y sociales pocos pueden imaginar que sería mejor otra República, con sus luchas de clases e ideas que llevaron la II a la guerra civil.
Al saludo del Rey Felipe VI a los eurodiputados españoles este miércoles, durante su primera visita al Parlamento Europeo, no acudieron los de la izquierda tradicional y los nacionalistas más radicales.
Pero junto al PP, PSOE, UPyD y Ciudadanos estaban los cinco de Podemos encabezados por Pablo Manuel Iglesias, que quiere espantar miedos a su revolución bolivariana con apariciones protocolarias acordes con las tradiciones del sistema que quiere destruir.
Hace pocos meses Podemos exigía la III República y la desaparición de la “casta monárquica”.
Ahora aparece con pocas banderas con la banda morada, y sólo pide que el Rey se presente a unas elecciones a Jefe del Estado.
Moderación decretada para tranquilizar a un electorado que no tiene demasiado interés en cambiar una democracia europea por un catastrófico régimen chavista como el que los líderes de Podemos contribuyeron a construir.
El pequeño Pablo Manuel Iglesias –el grande fue el Pablo Iglesias Posse, fundador de UGT y PSOE— continúa con sus sueños chavistas, pero tratando de tranquilizar al electorado bien pensante uniéndose a la casta que más calienta.
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SALAS