Revista Cultura y Ocio

A la caza del altmark

Por Fehele
Diecisiete de diciembre de 1939, Montevideo, Uruguay. Las playas y los muelles albergan a miles de personas silenciosas y expectantes. Desde las azoteas de los edificios más altos, muchas personas observan. No siempre puede verse un acorazado que parte a la batalla. Instantes después, inesperadamente todo concluye. Una violentísima explosión sacude a la ciudad entera. El acorazado de bolsillo alemán Graf Spee, ya no existe. Un amasijo de hierros se hunde en el Río de la Plata.

A pesar del gran éxito que se apunta el Almirantazgo británico, éste sabía que el Graf Spee no estaba solo. Otro navío lo acompañó durante su última campaña, y en él, se encuentran centenares de tripulantes de los barcos hundidos por él. Eludiendo el cerco impuesto al Graf Spee, su acompañante ha logrado desaparecer. ¿Dónde esta? Es tarea del Almirantazgo dar con el buque auxiliar del Graf Spee, el Altmark.

A LA CAZA DEL ALTMARK

Noruega, 14 de febrero de 1940. El Agregado naval francés, teniente de navío Kermarre, conversa con algunos marinos noruegos. La charla, trivial, es seguida atentamente por el Agregado, y su perspicacia se ve premiada. Uno de los capitanes manifiesta haber navegado toda la jornada a través de los fiordos cerca de un barco muy semejante al Altmark. El marino francés no pierde un instante. Rápidamente transmite la información a la legación de Francia en Oslo. Desde allí, la comunicación pasa al Agregado británico. Minutos más tarde el Comando costero británico apronta sus aparatos e inicia la caza.

Dieciséis de febrero de 1940, 12.52 horas. Aviones de reconocimiento británicos patrullan el sur de Noruega. La costa es una verdadera maraña de escotaduras, bahías cabos y ensenadas. Un pequeño punto se vislumbra a lo lejos y los aviones realizan una pasada tras otra por encima de él. Aparentemente es un mercante en pacífica marcha, pero algo le delata. A popa, apenas enmascarado por la pintura el nombre se destaca claramente visible… “Altmark”.

La radio transmite la posición y el rumbo. La caza ha comenzado. En el Almirantazgo, sobre la gran mesa de operaciones, un pequeño cubo de color rojo, señala la posición de la flotilla de torpederos del capitán de navío Vian. Está muy cerca del Altmark y la orden parte de inmediato. El barco alemán debe ser capturado.

El barco alemán, mientras tanto, fuerza las máquinas en demanda del Skagerrat. Si logra penetrar en él, a buen seguro los torpederos alemanes protegerán su regreso a puerto. Los torpederos del capitán Vian navegaban a toda máquina hacia el Altmark, que imposibilitado de cruzar el Skarregat, vira hacia babor, y pone proa a la costa noruega. Una pequeña escotadura de apenas doscientos metros de ancho le sirve de refugio.

Pero la suerte parecía estar de lado de los alemanes. Doscañoneras noruegas salen en su ayuda e interceptan a los torpederos ingleses. Les informan de que el carguero alemán ha sido registrado por ellos, y que no oculta nada anormal. El Capitán Vian, creyendo en la honestidad de los marinos noruegos, radia un mensaje al Almirantazgo.

“Sin novedad. Falsa Alarma. Presunto Altmark visitado por barcos noruegos. Todo normal a bordo”.

Churchill estaba conferenciando con el Primer Lord del Admiraltazgo, Almirante Dudley Pound, el Almirante Phillips, y sus ayudantes, cuando el mensaje de Vian llegó a su poder. Lee rápidamente el texto, y tras proferir una exclamación de furor, se arroja sobre el teléfono. Instantes más tarde, Churchill impartía órdenes a Vian.

“El Altmark será revisado por la fuerza, sea cual sea la reacción de los barcos noruegos. Si el torpedero noruego se interpone, pase de largo. Si lo ataca, respóndale”.

Nada más hacía falta a Vian para que su barco, el “Cossack”, forzara sus máquinas en apresurado regreso al fiordo donde se encontraba el Altmark. La oscuridad comenzaba a envolverlo todo cuando los potentes reflectores del Cossack iluminaron el barco alemán y en un primer plano, al torpedero noruego “Kjell”. Un rápido intercambio de mensajes entre Vian y el capitán del navío noruego, confirmó que la posición de los noruegos estaba claramente definida: mantuvieron su afirmación posterior. “El Altmark no conduce prisioneros…todo es normal a bordo”.

Siguiendo sus instrucciones, Vian no dudó un instante. El Cossack, se lanzó al abordaje, ante la mirada de los noruegos. El Altmark mientras tanto, tratando de embestir al Cossack, se precipitó sobre la costa encallando. De inmediato, la nave inglesa o abordó y sus tripulantes se lanzaron sobre la cubierta del barco alemán. Tras un furioso y sangriento cuerpo a cuerpo, los británicos quedaron dueños del terreno. Una rápida inspecciónles permitió comprobar que el informe de los noruegos era falso. En las bodegas del Altmark, se hacinaban 300 ingleses, tripulantes de los barcos hundidos por el Graf Spee.

A LA CAZA DEL ALTMARK


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