Revista Opinión

A la caza del disidente

Publicado el 19 agosto 2016 por José Simón Gracia @mehuelea

Jose_marco_100“Es un cretino que se permite violar el derecho básico a la libertad de expresión. Es un chalado que utiliza un canal oficial del Ayuntamiento para cazar ciudadanos no alineados con el independentismo como si de vulgares Pokemons se tratara”

Siguiendo la polémica creada, en los últimos días, en torno al ‘community manager’ (CM) de la cuenta oficial del Ayuntamiento de Tarragona en Twiter (@TGNAjuntament), uno, inicialmente, podría pensar que se trata solo de un caso de incompetencia, de alguien que carece de sentido o motivo; es decir, de lo que coloquialmente se define como un tonto.

Pues no. No es solo un incompetente. Es un prepotente que se otorga una autoridad que no tiene (como canal administrativo, la decisión de bloquear a un usuario debe ser motivada y acordada por el órgano competente). Es un cretino que se permite violar el derecho básico a la libertad de expresión. Es un chalado que utiliza un canal oficial del Ayuntamiento para cazar ciudadanos no alineados con el independentismo como si de vulgares Pokemons se tratara. Es un sectario consentido por ese PSC que mora habitualmente entre dos aguas.

Estos ataques a la libertad de expresión pueden parecer irrelevantes comparados con otras actuaciones que, sin duda, revisten mucha gravedad, como es el caso del escándalo de las listas negras que denuncia Carles Enric en Crónica global . Sin embargo, si tenemos en cuenta que el garante de todas las libertades es el Estado, resulta inaceptable e intolerable que sea desde su propia administración que se conculque alguno de esos derechos, algo que, en Cataluña, ocurre con demasiada frecuencia.

“La desobediencia sistemática al estado de derecho, la interiorización de la corrupción política como peaje patriótico y el uso escandalosamente partidista de los medios audiovisuales, conforman la realidad cotidiana en Cataluña”

Existe una estrategia bien planificada para ‘cerrar’ el único medio de comunicación que, todavía, no controlan: las redes sociales. Es dentro de esa estrategia que debemos entender el caso del bloqueo a @Lamismamente desde la cuenta del Ayuntamiento de Tarragona en Twitter(@TGNAjuntament) y el de tantos y tantos ciudadanos que han sufrido experiencias similares, no por parte de otros ciudadanos (un ciudadano particular tiene todo el derecho a bloquear a quien considere), sino desde cuentas públicas, financiadas con fondos públicos, es decir, con el dinero de los contribuyentes honrados que no hacemos un Pujol, pongamos por caso. Se trata de ir a la caza del disidente.

La desobediencia sistemática al estado de derecho, la interiorización de la corrupción política como peaje patriótico y el uso escandalosamente partidista de los medios audiovisuales, conforman la realidad cotidiana en Cataluña (la ficticia, la que predican). También, la impunidad con la que se mueven sus responsables, desde el propio Presidente de la Generatitat hasta el CM del Ayuntamiento de cualquier pueblo o ciudad. Si, por otra parte, el gobierno de la nación hace dejación de sus responsabilidades, ¿qué nos queda?.

Solo las personas con una mente con criterio propio, solo las que no renuncian a su libertad, solo las que luchan por la defensa de sus derechos, conseguirán revertir la anomalía que estamos viviendo en Cataluña. Pero el pensamiento crítico de unos pocos no es suficiente para combatir a quien tiene tanto poder; la denuncia y la lucha de @Lamismamente poco vale por sí sola. Solo si somos muchos, muchísimos, conseguieremos una red libre capaz de neutralizar el uso injusto del poder político. En ello estamos.

José SIMÓN GRACIA

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