A la chica que estoy conociendo.

A la chica que estoy conociendo:

Te dije que ser escritor tiene sus ventajas.

A veces, la musa inspira en lugares inesperados, como este café donde tal vez nuestros caminos se cruzaron sin siquiera notarlo. Ahora te veo, y mi mente se llena de palabras que bailan al ritmo de tu sonrisa. Es curioso cómo un simple "match", un "like" o un comentario puede conectar dos universos. De pronto, dos mundos convergen, se miran, se escuchan. ¿Cómo comienzan estas historias? ¿Y cómo terminan?

Como escritor, no soy fanático de los finales abruptos ni de las despedidas tristes. Espero que nuestra historia no se escriba con tinta amarga, aunque apenas comienza. Lo mejor de los comienzos es la incertidumbre. Las risas nerviosas detrás de la pantalla, los pensamientos intrusivos que nos invaden. De pronto, compartir el día con alguien que hace poco era un desconocido se vuelve una aventura emocionante. Hasta ahora, esta amistad ha sido un refugio. Un espacio agradable, confortable y seguro. ¿Te ha pasado lo mismo? ¿Has sentido que tu vida ya no es la misma después de conocerme? Tal vez podamos construir una gran amistad o algo más.

Por ahora, señorita que llena mis días, gracias por llegar a mi vida. Espero que te quedes un rato más, que compartamos más momentos y que juntos descifremos qué nos depara el destino. Te comparto un poco de mi tiempo, de mi música y de mis letras.

Soy un chico en un café, con la mirada perdida en el cielo, escribiendo estas notas en un cuaderno. Tal vez nadie las lea nunca, pero para mí son un desahogo, una forma de plasmar mis sentimientos y dejarlos ir. Un trago amargo de dudas e incertidumbres que se diluye en el aroma intenso de un café negro sin azúcar. Un pequeño sorbo y regreso a mis pensamientos. ¿Por qué estos sentimientos? ¿Por qué la vida es tan aleatoria?

Me pierdo en las casualidades del destino, en la magia de un encuentro inesperado. Y tú, ¿qué piensas? ¿Te animas a escribir un nuevo capítulo en esta historia? Un chico en un café, con la esperanza de que lo leas. P.D. No te preocupes, no muerdo... al menos no todavía