Revista Deportes
La verdad es que a mi me gustaba mucho más aquel equipo de Guardiola, el del 2-6, aquel dominio, aquel aplastamiento del rival, aquella forma de jugar que era diferente, como si unos fueran adultos y los rivales infantiles.
Aquellas posesiones del 80%, aquellos rondos inacabables que dejaban al rival exhausto, y que nos hacían sentirnos tan superiores que no nos importaba encajar un gol porque decíamos "eso se remonta".
Y seguro que, cuando recuerdo aquella época, ver al contraataque a los míos, ver al rival que nos domina a ratos, ver que se sufre en defensa y que nuestro portero(grande, Bravo) ha de intervenir con frecuencia, y que nuestro mejor jugador es Piqué, parece que desmerece a los de ahora. Pero es que dicen que "el pasado es un lugar extraño. allí se hacen las cosas de otra forma", o puede que en realidad seamos nosotros, los que parafraseando a Jorge Manrique, las recordemos así, como recordamos a aquella novia de la infancia y la vemos más guapa de lo que nunca fue.
Ayer recibíamos al Real Madrid, al que hace un mes era líder y casi campeón, y desde algunos medios querían vendernos a un Madrid muerto, que venía en el ataúd esperando que nosotros rematáramos los clavos que venían incorporados, pero los que llevamos años viendo fútbol sabíamos que no estaba muerto, como cantaba Peret, y que el muerto estaba muy vivo y con ganas de revancha.
Y viendo que nos superaban en el centro del campo, que Neymar las desperdiciaba todas y que muchos al descanso empezábamos a firmar el empate en casa, el equipo tuvo que sacar otras armas, que en este tipo de guerra, todos ponen lo que tienen y el que se encarga de juzgar pone lo suyo para que nadie pueda criticar su labor(ni quito ni pongo rey pero ayudo a mi señor), que en las emisoras a sueldo hay muchos "nomejodas" que afirman que si no le rompe una pierna no es penalti(en la jugada de Carvajal a Iniesta) pero consideran de expulsión cualquier roce en una mano si el que se va a beneficiar es de los que le ayudan a vivir a todo tren.
Y así nos vimos en un partido extraño, en el que era el Real Madrid el que (durante 60 minutos) llevaba la voz cantante y el Barça el que, a la contra, se plantaba en las cercanías de Casillas, y era Bravo el que se lucía poniéndonos el corazón no apto para electrocardiogramas.
Pero al final con el golazo de Suárez(o el fallo de Iker al que no le perdonan algunos de los suyos ni cuando lo hace bien) y el apagón de Modric(se quedó sin pilas a los 60 minutos) el equipo se limitó a amarrar el resultado y a intentar ganar el goalaverage corriendo cuando los rivales apenas podían trotar.
Yo sigo echando de menos aquellos días en los que ganábamos 2-6 o 5-0 barriendo al rival, cuando teníamos a aquel Xavi de 28 años y cuando Andres era Iniesta de mi vida, de cuando Messi parecía ridiculizar a los que le salían al paso, partido tras partido(ahora los espacia más) pero prefiero jugar así, como ayer, y ganar a perder, como en la final de la Copa del Rey ante el mismo rival el año pasado,cuando en un córner nos íbamos 9 a rematarlo y dejábamos a Bartra, cojo, para correr con Bale. Esas épocas en las que sólo nos quedaba el dominio estéril y un remake ridículo del tiki-taka, de cuando en cada córner a favor jugábamos a la ruleta rusa, temerosos de que saliera la bala que pusiera fin al sueño.
Ayer no disfruté, si por disfrutar entendemos esa sensación de hace unos años cuando ganábamos barriendo al rival, me conformé con ganar sufriendo.
Pero, que caray, parece que también me resultó la mar de divertido.