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Artículo escrito por: Manu Azpicueta (@MAzpikueta)
El Madrid tampoco pudo, la tan ansiada por unos y temida por otros final española no tendrá lugar. Este hecho puede verse como “una cura de humildad”, no hacia los equipos, pues ambos dieron todo lo que tenían para llegar. Sino para algunos profesionales de la información, entre los que me incluyo que se cegaron tanto ante la posibilidad de una final Madrid-Barça, que ignoraron que enfrente había dos equipos que tenían mucho que decir, y vaya si lo han hecho.
El Chelsea demostró que su tumultuosa temporada en la Premier, con relevo en el banquillo incluido, no era obstáculo para hacer una buena Champions League. En el Barça hablan de “antifútbol”, pues que me perdonen los culés, pero el Chelsea marcó dos goles en el Camp Nou jugando con diez jugadores sobre el campo. Quiero decir que algo bien haría el equipo inglés, porque no muchos equipos pueden presumir de eso..
Una vez eliminado el Barça, los madridistas se las prometían muy felices por no tener que enfrentarse a los culés en Munich, pero algunos parecía que no cayeron en la cuenta de que antes había que eliminar al Bayern, tarea nada fácil. El partido fue intenso, como le gustan al Madrid, pero las defensas de ambos equipos tenían más miedo que precisión, y el miedo lleva al lado oscuro como dicen en la saga de “Star Wars”. El lado oscuro fueron los penaltis. Y que me perdonen también los madridistas ¿Acaso no ensayaron penas máximas? Porque es muy difícil fallar tres de cuatro, pero lo hicieron.
Ahora toca volver a la Liga y cualquier madridista daría su brazo por rematarla este fin de semana para quitarse un peso de encima-cosa que conseguirán si ganan en casa al Sevilla y el Barça pierde en Vallecas-. El equipo está tocado, muy tocado. Dejaron escapar una ocasión inmejorabale y la décima tendrá que espera, al menos, un año más. Sin malicia añadiré que de la sexta a la séptima pasaron 32 años, pues de la novena a la décima ya se ha cumplido un tercio de ese tiempo…