Una seguidora de Curiosón ha querido dejar unas palabras a la memoria de Miguel Prieto, montañero que perdió la vida el día 31 de octubre de 2024, después de hacer cumbre, al caer por la cara norte del Pico San Carlos en el Macizo de Ándara, en Picos de Europa (Cantabria).
Todo lo que hacías lo hacías con pasión. Amante del monte, de la bici, de la escalada, del mundo... Muchas cumbres a tus espaldas. Esa clase de persona que no pasa por tu vida sin dejar una huella. Era imposible no verse arrastrado por tu luz, tu valentía, tu hospitalidad, tu optimismo. Para ti no existía la palabra derrota, no había resignación ni rendición. Tenías una luz especial. Con las emociones a flor de piel, llorando de tristeza y de alegría. Siempre buenas palabras, buenos pensamientos.
Tus aventuras podrían tener un periódico propio, pero solo tenemos este espacio para recordarte. Siendo así nos vemos en la obligación de compartir con el mundo un pequeño pedazo de ti, ese que has dejado en todos los que te conocimos. Dicen que todos tenemos una fachada, pero tú eras la excepción que rompía la regla.
Un primer contacto bastaba para percibir esa luz que solo transmiten las personas especiales, esas cuya huella es imborrable. Era imposible no verse arrastrado por tu pasión, tu hospitalidad, tu vitalidad y tu optimismo. La vida era para ti un aventura que había que exprimir al máximo. Y vaya si lo hiciste.
Pocos picos habrán quedado sin tus pisadas, pocas paredes sin la marca de tus manos, pocos caminos sin las huellas de tu bici.
Por muy alta que estuviera la cima, por muy difícil que fuera el obstáculo, la rendición no era una posibilidad para ti. No había resignación ni derrota. (La emoción y el riesgo estuvieron siempre por encima del miedo, también en un final digno de la vida que habías decidido vivir).
Eras un amante del mundo y nosotros los afortunados testigos que han asistido a tu paso por él.
Sería un delito guardarte el duelo desde el salón de casa envueltos en lágrimas, tu recuerdo merece ser llevado de nuevo a aquellos rincones que descubriste y a aquellos otros que quedaron a la espera.
Así que, a partir de ahora, y en el mejor de los homenajes, los senderos que recorramos, las cumbres que conquistemos, todas llevarán tú nombre.
Hasta siempre, capitán.