a la puerta de un rico avarientollegó Jesucristo y limosna pidióy en lugar de darle una limosnalos perros que había se los achuchóy Dios permitióque los perros al momento rabiarany el rico avariento pobre se quedódos pastores corrían pa un árbolhuyendo a una nube que se alevantócayó un rayo, a nosotros nos librey a uno de ellos lo acarbonizópero al otro noque llevaba la estampa y reliquiade la Virgen pura de la Concepciónsi supieras la entrada que tuvoel rey de los Cielos en Jerusalénno quiso ni coches ni calesassino un jumentito que alquilaíto fuequiso demostrarque las puertas divinas del Cielotan sólo las abre la santa humildad