Confesiones de dos mamás y una tía.
Ahora sí, confesiones ajenas, pero que aplican a cualquier mamá. Ahí les van:
- La confesión de Norma: Esto ha pasado más de una vez… tiré manualidades que mis hijos hicieron a la basura. Días después, los encontraron, preguntando: ¡¿Qué hacen en la basura?! Y mi respuesta: ¿Qué? ¡No sé cómo llegaron allí! ¡Wow, gracias por rescatarlos!
Norma, la primera vez que eso me pasó aprendí a meter las manualidades dentro de una bolsa, adentro de la bolsa de la basura. Aunque me sigue pasando seguido con los dibujitos que me hacen a cada rato… ¿qué onda con los niños buscando entre la basura, no? ¡Qué se pongan a hacer algo más productivo! ¡Gracias por tu confesión, Norma!
- La confesión de Mabe: Una confesión mía que da pena, pero bueno, estamos en confesiones. Le gana el sueño a mi peque y falta la merienda, pero cae de sueño y aplico sólo el vaso de leche… ups, mi pobre hijo con un sólo vaso de leche a la cama…. ¿soy mala madre? Sí, a veces me siento terrible por no sentarlo a merendar como Dios manda. ¡Ups!
Mabe, no sabes, me ha pasado mil veces y también me da remordimiento de conciencia. Pero siempre pago mi pena, ya que al día siguiente me la cobran caro. Desde antes de que salga el sol ya los tengo exigiendo el “sssssayuno”. ¡Gracias por compartir tu confesión, Mabe!
- La confesión de Regis: Yo todavía no soy mamá, pero una vez me quedé con mi sobrino. Tenía 5 meses y en vez de levantarme a cambiarlo cuando se hacía pipí, esperaba hasta que el pañal no diera más… Hay que aceptarlo, ¡qué flojera levantarte todo el tiempo! No sé si cuando son tus hijos, esa flojera se quita.
No Regis, no. Nunca se te quita esa flojera de ir a cambiarles el pañal. De plano, los fines de semana, mi marido y yo aplicamos el “piedra, papel o tijeras” para ver a quién le toca. Lo bueno es que soy una buenaza con ese jueguito. ¡Muchas gracias por tu confesión, Regis!
Me encantó que el contenido de este post saliera de comentarios suyos. Por favor, ¡mándenme más confesiones! ¡Gracias a todas!