Utilizan dos métodos de cálculo de las balanzas fiscales, que son los más usados en el resto del mundo y los que se considera que reflejan con más exactitud la balanza fiscal de un territorio. A grandes rasgos, el método de los flujos monetarios, como su nombre indica, refleja solo el saldo entre los impuestos pagados en el territorio y los fondos públicos aplicados al territorio sea como infraestructuras, sueldos u otros gastos, mientras el método de carga-beneficio sería una variante del método del flujo monetario al que se le añade la parte correspondiente de lo que podría denominarse los gastos generales del Estado. Por ejemplo, a un Lander en que no haya ninguna unidad del ejército, con el método carga-beneficio se considerará que debe cubrir una parte proporcional del coste general del ejército, lo que supone por un lado considerar que se han aplicado al territorio gastos del ejercito aunque no haya ninguna unidad en él, pero a la vez se tienen también en cuenta los impuestos que habría generado en el territorio la presencia militar. Creo que es fácil deducir que se trata de cálculos complejos que para que den un resultado creíble deben efectuarse con criterios claros y aceptados por todos los actores de la obra de teatro.
La razón por la que se utilizan ambos métodos al mismo tiempo es que la evolución de ambos año a año proporciona una excelente descripción de cómo se está modificando el peso de un Lander dentro del Estado.
Hasta aquí la descripción, según mi leal saber y entender, de cómo funciona el cálculo de las balanzas fiscales en un país bien organizado, que además es una república federal como Dios manda. Pero España es siempre diferente. Para empezar nuestro sistema no es federal ni descentralizado, sino un cachondeo con 17 autonomías de las que dos lo son de verdad y el resto forma parte del bodrio del “café para todos” que no llega ni a achicoria, que ni es federal, ni descentralizado, ni nada y donde el gobierno central y la Administración Pública central puede hacer lo que le de la gana en el campo financiero y en muchos otros, aún más ahora cuando el partido en el gobierno tiene a los Altos Tribunales a sus órdenes. Me atrevería a calificar el “café para todos” como un sistema donde el poder central absoluto y totalitario delega en regiones la administración pública cediéndoles los fondos para que puedan llevar a cabo su gestión, pero sin normas fijas, ni generales ni particulares, y en condiciones que el poder central puede cambiar a su antojo, con acuerdos o sin ellos.
Lo absurdo y mal diseñado del Estado de las Autonomías obligaría a que las balanzas fiscales se calculasen extremando el rigor todavía más que lo hacen en Alemania, pero, como siempre, se está haciendo exactamente lo contrario.
El resultado no podía ser otro que las balanzas fiscales en España no se calculan sino que se cachondean. Tenemos 15 CCAA sujetas al “café para todos” y si Dios no lo remedia pronto van a ser 10 los distintos métodos de calcular las balanzas fiscales que se usan en este país, que en su mayor parte consisten en determinar de antemano el resultado que debe darse al aplicar el método en cuestión y después, y en función de dicho resultado, se diseña el método.
La desgraciada y triste historia de las balanzas fiscales en España empieza en el 2008 cuando el gobierno Zapatero publica las balanzas del 2005. ¿Verdad que he dicho que la claridad de criterios es fundamental para que las balanzas fiscales sean creíbles?. Pues resulta que el Sr. Solbes (aquel ministro que vio claro que estábamos en crisis pero su jefe le hizo callar, y vamos y nos lo creemos) aplicó en teoría los dos métodos a los que antes me he referido, pero al pobre se le olvidó mencionar en el informa final que se habían practicado ajustes sobre las CCAA de Madrid y Baleares para compensar sus peculiaridades, lo que, al descubrirse el pastel, invalidó el resultado por simple falta de seriedad, aunque en ocasiones se hayan usado sus datos para las demostraciones más sorprendentes.
En mi opinión lo que ha ocurrido en esta segunda parte del culebrón de las balanzas fiscales es que Montoro empezó a calcularlas con los dos métodos mencionados a finales de 2012 cuando empezó a hablar de ellas y a amenazar a los soberanistas catalanes con su publicación, y aunque su idea, como había repetido sin cesar desde mediado el 2013, era presentar espectacularmente sus resultados en la convención del PP en Barcelona en enero 2014, cuando tuvo las balanzas fiscales calculadas sus resultados no le gustaron, y como ellos siempre tienen razón, sobre todo cuando no la tienen, en la mencionada convención manifestó que los métodos de cálculo estándar usado en Alemania y en todo el mundo no son correctos, que si los publicase los soberanistas harían un uso poco serio de datos menos serios todavía, y anunció un nuevo método, al que incluso le cambió el nombre por el de sistema de cuentas públicas regionalizadas (SCPR) para que no se confunda con la poca seriedad de las balanzas fiscales estándar, y cuya confección encargó al experto del CSIC Angel de la Fuente que seguro que cumplirá bien el encargo con el consabido método hispano de primero fijar el resultado a obtener y después diseñar el método, porque para algo es simpatizante de Ciutadans y tiene la lección bien aprendida.
A partir del momento en que Montoro condenó a muerte y ejecutó a las balanzas fiscales y las sustituyó por el SCPR (que yo rebautizo como sistema de cuentas públicas retocadas), fue como si se hubiese abierto la veda y empezaron a aparecer todo tipo de cálculos como base para demostrar con toda contundencia que quien ha efectuado el cálculo tiene toda la razón.
De todos ellos quien se lleva la palma es el Sr. Monago, el Presidente extremeño, con un cálculo al que le sugeriría que añadiese la distancia en kilómetros de Badajoz a la frontera portuguesa y el promedio anual de horas de insolación en Mérida, datos que no tienen nada que ver con balanzas fiscales, pero que no desentonarán y decorarán su cálculo.
No lo digo porque sea de mi promoción de la Facultad de Económicas, pero el único que ha dado en el clavo es Mas Collell que, aparte seguir con el método estándar sin inventos raros, ha llegado a la conclusión que el sistema es absurdo y que se debe reformar a fondo, prácticamente derribo y nueva construcción.
Como colofón la Vicepresidenta Sáez de Santamaría en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del viernes 7, y dentro de las barbaridades habituales soltó que entra dentro de la lógica (?) política la discrepancia en el cálculo de las balanzas fiscales, pero que ahí está el gobierno central para poner orden y determinar el método correcto para calcularlas y publicar los resultados, que serán los únicos validos. ¡¡Socorro!!.
Lo dicho, ¡¡Spain is much too different!!
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Mil Besos y Mille PapillonsJud