Santa Eudoxia de Heliópolis, mártir. 4 de agosto.
Fue Eudoxia de origen persa. Era amante de la cultura, el saber, y los hombres, pues tuvo numerosos amantes, que le hacían caros regalos y llegó a ser muy rica. Se convirtió a la fe cristiana por la predicación de un monje llamado Germán, y pronto se adentró en la lectura de las Escrituras, de la que fue versada. Fue bautizada por el obispo Teodoto, que, además, le encomendó la catequización de las mujeres.
En una ocasión tuvo una visión en la que vio a los ángeles impidiendo entrar al cielo a una figura negra y monstruosa, que le fue revelado era un avaro. Entonces, para no poseer nada que le impidiera salvarse, Eudoxia distribuyó su riqueza entre los pobres, hecho que le valió el apodo de "la samaritana" y entró a una comunidad monástica femenina. Pero uno de sus antiguos amantes la denunció por cristiana y fue llevada ante el rey Sapor II, que pretendió que apostatara. Eudoxia se negó a hacerlo, y padeció la flagelación y la cárcel, sin embargo, como sanó al hijo del rey, este la dejó libre. Tiempo después volvió a ser denunciada, y la llevaron ante Diógenes, el gobernador de Heliópolis, pero igualmente realizó algunos milagros y la dejaron libre. Algún tiempo vivió en paz hasta que, gobernando Vicente, sucesor de Diógenes, fue apresada nuevamente, interrogada, y volvió a padecer en la cárcel. Finalmente decapitada por Cristo, en 360.
A 4 de agosto además se celebra a
San Molua de Conflert, abad.
San Eleuterio, mártir.