Revista Salud y Bienestar
La viruela era una enfermedad vírica (Variola Virus) y contagiosa que afectaba fundamentalmente a niños y adolescentes, y que una vez curada podía dejar cicatrices indelebles.
Al ser una enfermedad que afectaba muy excepcionalmente a los ancianos, la frase se refiere a quienes en edades maduras emprenden o adoptan actitudes que no son de su edad, sino más propias de la juventud. Supone, por otra parte, el título de una comedia escrita en 1.817 por D. Manuel Bretón de los Herreros, que narra las vicisitudes de una pareja de viejos enamorados.
Debemos la vacuna que acabaria con la viruela al científico Edward Jenner, quien obteniendo el virus de las lesiones de la mano de una anciana granjera infectada, se lo inoculó a un niño de ocho años, provocándole la enfermedad. Aunque con métodos y formas que hoy no hubieran pasado el filtro de la ética científica, Jenner llegaría a ser, por este motivo, una de las personas más importantes del Universo de la Historia de la Medicina.
El 8 de mayo de 1.980 la XXXIII Asamblea de la OMS aceptó la certificación de la erradicación mundial de la enfermedad, aunque siguen existiendo cepas del virus custodiadas en laboratorios de Atlanta (USA) y Moscú, que deberían ser destruidas porque, en ese sentido: debemos recordar que no son necesarias para la fabricación de vacunas y que suponen un enorme peligro (guerra biológica), en tanto en cuanto la humanidad ya no tiene inmunidad (defensas), ni tampoco memoria genética contra esta enfermedad.
De hecho, el último fallecimiento que se le atribuye fue el de la fotógrafo Janet Parker, en el año 1.978, y que se debió precisamente a un accidente durante la manipulación del virus, en un laboratorio de Gran Bretaña.