Con la llegada de la primavera llega nuevamente el cambio de hora. Esta noche a las 2 tendremos que adelantar los relojes a las 3. Mañana más de uno llegará tarde a bendecir la palma, o cuando mire los relojes dudará de cuales cambió la hora y de cuales no, pero ¿y los más pequeños? esos pequeñines que no entienden de relojes ni de cambios de horas, ¿cómo les sentará este adelanto? ¿conseguirán sintonizar nuevamente sus relojes internos a esta nueva hora?
Precisamente el cambio de hora de esta noche es el menos traumático, nos regalará a partir de mañana más horas de Sol y con ello, dicen que nos mejorará tanto el sueño como…nuestro humor y ánimo, en niños como en adultos. Pero también tiene sus inconvenientes durante los primeros días. El dormir una hora menos y al adelantar las comidas y la hora de acostarse por la noche puede suponer que los niños tengan algo de somnolencia durante los primeros días, estén más irritables y de mal humor. Aunque es verdad que a medida que se hacen mayores, estos efectos se van reduciendo, tal y como he ido observando con mi Peque. Pero, ¿hay alguna manera de disminuir estos efectos y evitar que los pequeños estén de los nervios y nos los hagan perder a nosotr@s? Pues sí: ir acostumbrándoles unos días antes al que será el nuevo horario, adelantando cada día unos minutos las rutinas del niño (levantarse, comer, …).
Pero de la teoría a la realidad hay un gran paso, sobretodo para una mala madre como yo, que no acostumbra unos días antes a su Peque al nuevo horario.
La gran suerte que tengo en estos cambios de hora es que se realizan en días festivos, por lo que el impacto sobre el Peque y sobre mí (que tengo la suerte de no trabajar en festivos) será mínimo. Así es como me suele ir a mi Peque y a mi y como probablemente volverá a pasar nuevamente mañana:
1. Por fin me levantaré un domingo con el 8 en el reloj. El Peque no entiende aún de relojes, así que dormirá las mismas horas que está acostumbrados a dormir, lo único que cuando se levante, los relojes marcaran una hora más. Así que, ¡por fin! ¡¡¡por fiiiin!!! ¡un domingo que veré el 8 en el reloj cuando me despierte! simplemente el abrir los ojos por la mañana cuando me despierta el Peque y ver el 8 ya será una gran satisfacción que recompensará por completo el remordimiento de haber sido una mala madre! aunque lo bueno durará poco, porque cuando cojamos los ritmos del nuevo horario volverá a levantarse…a las 7 :(
2. A comer más tarde. Tanto el Peque como yo mañana tendremos hambre una hora después. Peeeeero, como mañana será festivo, pues ningún problema en ese aspecto. A desayunar más tarde, a aprovechar más la mañana, a comer más tarde y a cenar más tarde. Peeero, sin pasarnos, poco a poco hay que conseguir volver a levantarse, comer y dormir a las horas habituales, sinó cuando empiece el cole después de las vacaciones…ay ay ay. En cuestión de un par de días todos acostumbrados a los nuevos horarios si los vamos disminuyendo paulativamente.
3. ¡El Peque no quiere dormir! como soy una mala madre y no le he acostumbrado con antelación al nuevo horario, pues ya me veo mañana de fiesta nocturna, dando saltos en la cama, subiendo y bajando escaleras y estirándome de los pelos porque el Peque no tiene sueño y yo el lunes a las 6 tengo que estar desfilando. Peeeero, tengo la solución mágica: mañana le voy a dar una caña al Peque que cuando llegue a casa no va a tener fuerzas ni para tirarse un pedo desatarse las bambas.
La verdad es que nunca nos ha sido muy traumático lo de los cambios de hora. Lo que verdaderamente fastidia, y por mucho que nos lo expliquen no lo aceptaremos nunca, es que nos quiten horas de Sol durante el invierno. ¡Eso sí qué es traumático!
Y vosotros, ¿cómo lo lleváis? ¿cómo notan vuestros hijos los cambios de hora? ¿soys también malas madres (padres)? contadnos, contadnos…