El próximo martes, dentro del curso Filosofía y cine, en el Centro Buñuel de Calanda, hablaremos sobre Kubrick, Eyes Wide Shut, los límites del amor y de la conmoción. Hay tesoros que el tiempo no puede hacer desaparecer. Nos acompañan muchas veces en silencio, esperando el momento adecuado para desenterrarse y comenzar a destellar. Luz cegadora, que solo los valientes saben acoger. ¿Cómo es posible que el tiempo no reste nada a esta sustancia indivisa? ¿Cómo es posible que, después de tantos años, la sigamos viendo reconocible, como la primera vez, cuando todavía apenas éramos? ¿Cómo es posible que se desate ahora como aquella vez, rebrotando y recorriéndonos todo el cuerpo? ¿Será que la eternidad cabalga por debajo? ¿Habremos estado confundidos todos estos años? ¿Será que, en realidad, la vida es una máscara y la noche una verdad?
Tras recorrer sus respectivas aventuras, Alice y Bill acaban reconociendo una existencia fronteriza, situada entre la transparencia y la oscuridad, la conquista y la renuncia, a las afueras de mundos imposibles. Nuestro propósito es ver en la obra de Kubrick una posición epistemológica fronteriza, limítrofe, situada justamente allí donde no hay lugar para la plenitud ni la renuncia, pero, precisamente, por ello, posibilitadora de nuevas relaciones con el mundo y los otros. Entre aquellos dos extremos transita la historia de este matrimonio, que acabará reconociendo la imposibilidad de conocer todo y nada, resguardándose del castigo de quien busca metas imposibles por inhumanas.