La mejor prueba de que el actual sistema político vigente en España es destructivo y no sirve es que el PSOE, tras haber perdido las elecciones con un duro castigo popular, se lance a las barricadas para desgastar al PP, en lugar de colaborar en la urgente salvación de España. Un sistema que permite ese sucio juego político no merece otra cosa que ser arrojado a la basura por sus auténticos dueños soberanos: los ciudadanos.
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El PSOE de Castilla la Mancha, tras haber arruinado esa región bajo el mandato corrupto de Barreda, ha decidido irse a las barricadas donde, ayudado por sus socios los sindicalistas subvencionados, harán la vida imposible al gobierno que preside la popular Cospedal. Lo peor de todo es que la decisión del socialismo castellano manchego no es una táctica suicida, ideada por un partido regional, sino que se perfila como la estrategia nacional del PSOE recién derrotado en las urnas.
Es la prueba evidente de que el sistema está envilecido y que algunos partidos políticos están definitivamente perdidos para la democracia, ya que anteponen sus intereses a los de la nación, los que les convierte en enemigos del pueblo y en los principales obstáculos para el verdadero progreso.
Tomás Jefferson, uno de los mayores demócratas de la Historia, decía que cuando un partido traspasa la línea roja y antepone sus propios intereses a los del pueblo queda definitivamente perdido para la democracia y merece ser excluido del sistema, por razón de supervivencia y salud. ¿Es el PSOE uno de esos partidos perdidos? Existen serias dudas, pero la historia pronto nos resolverá las incógnitas.
La presencia de un dirigente tan desprestigiado y dañino como Barreda en el parlamento castellano manchego, encabezando la bancada socialista cuando quizás debiera estar en la cárcel, es la más solvente prueba de que el PSOE ya está perdido para la democracia.
Si el PSOE sigue ignorando la realidad y achaca su derrota exclusivamente a la crisis, sin arrepentirse de los males que ha causado a España y a los españoles con su mal gobierno, entonces estará claro que el socialismo español ha penetrado en el túnel sin retorno del envilecimiento. Si, por el contrario, asume sus culpas y afronta una profunda refundación, que le transforme en un partido democrático, entonces el socialismo podrá ser útil a la sociedad española.
Desgraciadamente, los síntomas vistos hasta ahora son alarmantes y nada positivos, pues el PSOE no sólo no asume sus culpas y pide perdón a España por los estragos que ha causado, sino que, temeraria e irresponsablemente, parece decidido a atrincherarse en las barricadas, ante que colaborar con la sociedad para realizar los sacrificios que serán necesarios para resurgir y retornar a la prosperidad.
La imagen de un PSOE, aliado con los sindicatos en las barricadas, convirtiendo España en un caos, es espeluznante en estos momentos y representa el nivel máximo imaginable de irresponsabilidad y vileza política.
Lo que España necesita en esta dura etapa de su historia es ilusión colectiva y esfuerzo conjunto para enderezar el rumbo de la economía y realizar las reformas políticas necesarias para que el país consiga ser una democracia auténtica.
Para un país como España, internacionalmente desprestigiado, al borde de la ruina y ocupando los primeros puestos en casi todos los rankins mundiales del vicio y de la lacra, desde la prostitución a la droga, pasando por el fracaso escolar, la corrupción, el desempleo y el avance de la pobreza, sin olvidar el desprestigio de l político y el odio popular a sus dirigentes, las barricadas, en estos momentos, son una canallada imperdonable.
Revista Opinión
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