Revista Cultura y Ocio

A lo mejor no importa

Por Aceituno
mejor importa

Esa paloma no lo sabe, pero está encerrada como todos nosotros, aunque nuestra cárcel no tiene barrotes, ni guardias con porras, ni ventanucos diminutos que dan a un patio interior por el que los demás presos pasean para no enloquecer. Tampoco tiene celdas de aislamiento donde meten a los que se portan mal, ni un enorme comedor en el que, de vez en cuando, se produce una pelea y la comida es asquerosa, ni unas torretas custodiadas por hombres armados que delimitan el perímetro. No hay rejas en la parte exterior, ni alcaide, ni capilla, ni lavandería, ni un campo de piedras para los trabajos forzados, ni sala de ejecuciones, ni peluquería. No todos hemos de llevar el pelo cortado igual, ni ponernos los mismos trajes, ni estamos numerados, ni las duchas son comunitarias, ni se producen violaciones sistemáticas, ni estamos separados las mujeres de los hombres, ni todos fuman, ni se trafica con información.

Aquí no hay tantas restricciones, podemos entrar y salir cuando queramos y nadie nos vigila, estudiamos lo que queremos, elegimos un trabajo que nos gusta, vivimos en una hermosa casita con nuestra media naranja, tenemos un buen sueldo y nos vamos de vacaciones con frecuencia, nuestro horario es muy cómodo y nos deja mucho tiempo libre para pensar, pasear y hacer las cosas que nos gustan. Nos podemos permitir comer fuera de casa, tener dos o tres restaurantes favoritos, comprarnos libros nuevos y ver películas de estreno en el cine o ir al teatro cada semana. También podemos comprarnos ropa, incluyendo complementos y todo tipo de golosinas para nuestra despensa. Incluso alguna que otra botella de champán francés para celebrar que hoy estamos más enamorados que ayer. Asistimos a conciertos un par de veces al mes y nos damos el gusto de invitara a nuestros amigos a cenar cuando se tercia.

Ahora bien, aunque viviésemos en un mundo así, la pregunta sería: ¿somos libres? ¿De quién depende que seamos libres? ¿Qué significa serlo? ¿No será que la existencia de la pregunta ya evidencia la respuesta? ¿Es libre la paloma de la foto?

Yo creo que no. Estamos condenados a ser lo que somos, esclavos de nosotros mismos, de nuestra humanidad y no podemos salirnos de ahí. Esa paloma no puede hablar ni escribir una carta, de la misma forma que nosotros no podemos volar o posarnos sobre un alambre. No somos libres porque nos condicionan por todas partes, desde la publicidad hasta las costumbres de nuestra familia. Somos como quieren que seamos.

No estamos en la cárcel, pero no somos libres.

Aunque, claro, a lo mejor no importa.


A lo mejor no importa

Volver a la Portada de Logo Paperblog