El 2018 acaba de morir y con su fin nació el 2019. En esta época la gente se felicitó unos a otros, deseándose feliz fin de año y que el nuevo les traiga todo aquello que han deseado. Pero lo triste es que nada o casi nada cambia para la mayoría. Los planes se truncan, los proyectos se desbaratan y la desilusión crece. Y así el ciclo se repite año tras año tras año, inexorablemente. Y así la gente nace, se desarrolla, se reproduce y muere conforme al plan biológico, y al social. Triste ¿verdad? Algunos a eso le llaman destino. Así se conforman y no hacen nada, dejando que todo dependa de la suerte o de un dios que puede ser Yahweh, Jesús, Alá, un santo católico u otra divinidad.
Y te tengo malas noticias. Ni la suerte, ni el destino, ni ningún dios te va a cumplir los sueños a menos que hagas algo para hacerlos realidad. Y quizás ellos te ayuden, pero si no trabajas y te esfuerzas por lo que quieres nadie lo hará por ti.
Lo circunstancial, el azar, y hasta lo sobrenatural, podrán existir, tarea para teólogos y filósofos, pero el problema es que la inmensa mayoría de la gente hace que sus vidas dependan de eso. No comprenden que uno tiene que asumir el control y hacer que las cosas pasen. Casi todo lo que se obtiene en la vida es producto de las decisiones personales. Todo tiene una causa. Si estás soltero y no encontraste pareja este año se debió a que o bien eres tímido, o tienes poca higiene, o una personalidad insoportable y no hiciste casi nada para cambiar tu realidad. Hay mujeres que ningún hombre de calidad las miró ni las tomó en serio y dicen que no tienen suerte, cuando lo cierto es que son insoportables como personas, o andan “acabando y no se están cuidando” como decimos en Cuba, o son descerebradas, etc, y no lo reconocen ni hacen nada para cambiarlo. Lo mismo vale para cualquier área de tu vida. Así es en todo.
Las personas de éxito son aquellas que luchan por lo que quieren en la vida y no se rinden ante los fracasos, perseveran y no andan quejándose y mucho menos culpando a los demás o al destino. Cualquiera tiene un accidente o le cae un rayo, pero esas son las excepciones. La regla es que para obtener lo que quieres tienes que luchar.
¿Quieres que tus deseos se den para el próximo año? Comienza a planificar como cumplirlos y mentalízate con tomar acción para ese fin. Hace años me llegó una frase de Winston Churchill (para quienes no lo conocen fue Primer Ministro británico durante la II Guerra mundial y en la postguerra. Excelente estadista y considerado uno de los políticos más grandes e influyentes del siglo XX)
“Al éxito solo se llega después de transitar de fracaso en fracaso sin desesperarse”
Tú, seas quien seas, y en la situación en que estés, tienes todo el potencial para lograr tus sueños. No necesitas de la suerte ni de un poder exterior. Lo divino está dentro de ti. Solo necesitas creerlo y luchar por conseguirlo. Para este 2019 me he propuesto par de cosas y las voy a conseguir. ¿Y tú?