Mi admirada Ana Moya, jefa de estudios de la facultad de Filología de la Universidad de Barcelona, ha publicado en el Almendrón un artículo entre optimista y desolador para mí titulado: No hemos hecho más que empezar. Extraigo algunos párrafos.
Empieza con esta frase: "En 1982 algunas universidades españolas carecían de departamentos de inglés y muchos de las existentes tenían las cátedras vacías" y más adelante afirma: "Treinta años más tarde podemos decir que se ha avanzado muchísimo. Las tareas que aquellos pioneros iniciaron se han llevado a cabo con éxito. En estos momentos tenemos departamentos de inglés consolidados a lo largo de nuestra geografía que desarrollan una investigación de calidad reconocida a nivel internacional." "Así pues, el desarrollo de los estudios ingleses a nivel universitario es indicativo de lo que ha estado pasando con la demanda, difusión y conocimiento de los estudios de la lengua inglesa en la enseñanza en España. A pesar de las críticas constantes a la falta de nivel o a nuestra posición respecto de otros países europeos, hay que insistir en que se ha avanzado muchísimo. "Se han instaurado medidas encaminadas a garantizar la mejora de la competencia en lengua inglesa de las generaciones futuras... que "a buen seguro darán su fruto, si bien éste no será inmediato. Harán falta tiempo y recursos.". "Por eso, y a pesar del largo camino ya recorrido, como ya decían los doctores Guardia y Santoyo en 1982, sin duda queda mucho por hacer”.
¿Cómo es posible que en el siglo XXI estemos así? Auténticos catetos en inglés pero mejorando... Y, mientras, nuestros estudiantes necesitan un coach para pensar en su futuro y webs como unportal.net que recoge hasta 459 grados universitarios entre públicos y privados de Catalunya desarrollada por dos periodistas especializados en temas educativos (Carol Biosca y Jordi Casabella). Reconozco que su trabajo es muy bueno pero ¿qué ocurre con los que no llegan a la puntuación deseada?
El grado de madurez a los 14 años para tomar decisiones que marcarán una vida es un bien escaso. Llegan mal preparados de la primaria, viven en un mundo hedónico e ilusorio que no premia ni reconoce el esfuerzo y, sin querer despreciar a nadie, su máxima aspiración es ser funcionario. Me pregunto, ¿para qué necesitarán el inglés?