Revista Opinión

A los que no quieren recortes

Publicado el 23 noviembre 2011 por Cavalleto

En la vida hay 2 formas de vivir, adaptándote a lo que tienes o pidiendo créditos con los que comprar cosas que quieres o necesitas. Pero hay personas que por alguna extraña razón consideran que tienen menos de lo que se merecen. Casualmente este tipo de personas no hacen autocrítica y analizan por qué están donde están, si siempre hicieron todo lo que estuvo a su alcance o si se conformaron con lo mínimo para tener tiempo de seguir jugando a la play lo antes posible.

El que logra adaptar su ritmo de vida a sus ingresos es auténticamente una persona feliz, pero de esas hay pocas. La mayoría culpa al sistema de sus sueldo de mierda en lugar de darse cabezazos con la pared por aquellos años de instituto en los que no estudió lo suficiente, por aquellos trabajos basura que les proporcionaron dinero fácil a costa de condiciones precarias y de perder tiempo de hacer otras cosas más valiosas para su futuro. Pero lo dicho, la autocrítica no existe, sólo queda la frustración, que a su vez se focaliza hacia un enemigo “imaginario”.

Ahora toca vivir una situación socioeconómica jodida, de las más complicadas desde que volvió la democracia a España. Los ingresos se han reducido pero la gente no se quiere enterar. Podríamos tener un sistema basado en aumentar los impuestos y así no recurrir a vender deuda al extranjero, pero con el fraude fiscal que hay en nuestro país es un modelo imposible (tanto como acabar con el fraude actual). Y como no queda otra que vender deuda al extranjero hay que adaptar nuestra economía a las exigencias de quienes nos compran la deuda. Si, es una putada, pero la deuda que se está vendiendo sirve para pagar la deuda que se ha ido acumulando en los últimos 10 años. Si no vendemos más deuda no hay dinero para pagar los intereses acumulados, es una pescadilla que se muerde la cola, cuya única solución es gastar menos. Así de simple.

Si dejaste de ganar 3.000 euros al mes alicatando cuartos de baño, tienes 2 opciones. O pides un crédito al banco para mantener tu ritmo de vida o dejas de gastar. Al principio piensas que esa mala racha durará poco y prefieres endeudarte con el banco, hasta que te das cuenta que el bache va para largo y a duras penas llegas a pagar las letras del banco. Es entonces cuando comienzas a gastar menos y reducir tu ritmo de vida hasta un nivel acorde con tus ingresos.

Pues bien, ese ejemplo que muchos han vivido es lo que toca aplicarse a nivel macroeconómico. Toca reducir gastos y adaptarlos a los ingresos de manera que no haga falta pedir tanto crédito externo. Lo malo es que hay gente que lleva 3 años viviendo de tarjetas de créditos con las que aplazan sus deudas a base de más intereses. Mientras tanto no han dejado de viajar en verano a Punta Cana, no han vendido el Audi, los niños siguen estudiando en un cole privado, sigues manteniendo el abono de temporada para ver el Real Madrid, etc.

Los que se oponen a los recortes no quieren reconocer la realidad. Estos ajustes vienen impuestos por necesidad después de muchos años viviendo como si fuéramos ricos. Hay muchas partidas presupuestarias de donde recortar, eso es cierto, pero el presupuesto en coches oficiales (el ejemplo que ponemos todos siempre que se habla de estos temas) es mínimo comparado con el presupuesto de educación, sanidad o pensiones. Las deudas son tan elevadas que hay que recortar de donde hay más dinero, pero eso será duro para mucha gente.

Si se reducen tus ingresos puedes comenzar por darte de baja de la tele de pago, darte de baja del club del que eres socio, pero con eso no será suficiente. Luego sacrificas el seguro privado, la adsl, y tal vez tampoco es suficiente. Quizás tendrías que plantearte que lo mejor es vender el Audi y usar desde hoy transporte público o comprarte un coche de 2ª mano de 2.000€. El problema viene cuando no haces ningún tipo de recorte porque vives muy bien con lo que tienes y te niegas a perder privilegios. Al final te quedarás sin coche, sin adsl, sin tv de pago, sin club y sin nada.

Sólo te pido que cuando critiques los recortes mientras tomas un café con tus amigos, hagáis un ejercicio de autocrítica y analicéis en qué situación se encuentra cada uno de vosotros. Cómo habéis llegado a vuestra situación, si has hecho siempre lo máximo que podías, si sigues viviendo por encima de tus ingresos porque esperas que pronto mejore el panorama, si estás dispuesto a hacer recortes en tus gastos domésticos…

La actitud de acusar al sistema de ser el malo de la película es algo infantil, el sistema no es más que un reflejo de nuestras actitudes y nuestos estilos de vida. Primero hay que ser sinceros y reconocer nuestros errores y luego el propio sistema se ajustará.

Ojo, en ningún momento estoy justificando los recortes sociales, pero de aquellos polvos vienen estos lodos, todos hemos sido cómplices de un modelo de vida sobrevalorado. Ahora pagarán justos por pecadores, como siempre.


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