Revista Cine

A mala vida, de Begoña Paz

Publicado el 26 octubre 2012 por José Angel Barrueco
A mala vida, de Begoña Paz
EL GRITO
Munch tenía razón. Hay que dejar que el arte se pudra bajo el sol, bajo la lluvia, empaparlo de sangre y estiércol, hay que dejar que los insectos defequen en el mármol, devoren los lienzos, que el arte vuelva a la tierra como nosotros. Munch tenía razón.
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EN LA NOCHE
Cansada de vigilar la máscara, la mujer se sienta al final del día frente al espejo. Una a una va quitando las arrugas, las líneas amargas que cercan la boca, eleva los párpados, limpia con un paño húmedo las canas, levanta los pechos, sacude del cuerpo los kilos de más.
Luego se acuesta en la cama, a llorar. Se pregunta por qué no viene a acunarla su madre. Es tan joven, está tan desnuda y tiene tanto, tanto frío.

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