Seguramente habrás oído hablar de la playa Las Catedrales, Arealonga, el puerto de Burela, Ribadeo, todos son lugares magníficos de la costa de Lugo. Sin embargo A Mariña lucense, es mucho más que eso. Hay lugares escondidos, que sólo si has indagado para buscarlos o alguien te ha llevado, podrás disfrutar. Y te aseguro que merece la pena.
Gracias a los muchos kilómetros recorridos por mi primo Rubén en la zona, que nos ayudó a preparar esta ruta por la costa de Lugo, disfrutamos de unos parajes especiales y únicos. También os digo, que cada año que pasa la morriña me puede más…
La primera parada es uno de los destinos de veraneo favoritos de los lucenses (y también de los madrileños que vienen a Galicia). En Viveiro, la playa de Covas. Una playa resguardada en la Ría de Viveiro por el espigón del puerto de Celeiro. Para acceder a la blanca y reluciente arena tienes que recorrer una zona de dunas por las pasarelas de madera. Esta playa se tuvo unos trabajos de mantenimiento durante 2017 para evitar que se deteriorara, se trasvasó arena entre zonas de la playa.
Además de la playa el pueblo de Viveiro tiene varios atractivos. Como la Puerta de Carlos V (que pertenecía a la muralla), o la iglesia de Santa María. Lo mejor es perderse por sus empinadas calles, y encontrar una pequeña tienda en la que puedas invertir tu tiempo. A lo largo de la zona de vinos, nada más atravesar la puerta de Carlos V, vas a degustar las tapas de la zona acompañadas de unas cervezas o vinos.
Saliendo de la playa de Covas, siguiendo por la carretera LU-862, hay que coger un desvío a la derecha para llegar a la playa de Abrela. Es una estrecha carretera local. Esta playa es pequeña, coqueta, y se encuentra rodeada de bosques, entre la Punta de Alegrín y Punta da Insua. Cuando baja la marea muestra toda la extensión de su arenal. Tiene una zona de merendero con mesas a la sombra de los pinos, y un restaurante.
Continuando por esta carretera local, a unos 500 metros, se llega a uno de los puntos más extraordinarios de esta ruta, O Fuciño do Porco. Hay que dejar el coche en la zona de tierra habilitada y caminar 1,5km aproximadamente por una pista forestal rodeados de pinos y eucaliptos. A medida que te vas acercando se muestran rincones agrestes de la costa, suavizados por el color turquesa del mar, como la Playa Pereira. Al llegar al final de la pista hay que bajar por las empinadas escaleras para acceder a las pasarelas, que finalizan en el pequeño faro que marca a Punta Da Abrela.
Para llegar al siguiente punto de esta ruta, hay que volver a salir a la carretera LU-862. La misma carretera local, desde donde se deja el coche para ir O Fuciño, te saca a la LU862. A la playa de Xilloi se llega si te han avisado que tienes que tomar un desvío desde la carretera. Se sale a la izquierda, después de pasar el mirador de la Ría de Viveiro, y te llevará a otro mirador. Hay que ir atento, sino es probable que te saltes el desvío. Esta playa de menos de 1km de longitud, es un pequeño tesoro resguardado por Estaca de Bares. Agua azul turquesa, arena fina, rodeada de vegetación, con instalaciones, y un chiringuito-parrillada que no te va a dejar con hambre. La playa es realmente tranquila, sin aglomeraciones. Hay rutas de senderismo que salen desde ella.
Y llegamos al punto culminante de esta ruta. La playa de Caolín. Esta playa a la que llegarás por una enmarañada red de carreteras locales no te va a dejar indiferente. Para acceder, una vez dejes el coche en un margen de la carretera o en un pequeño aparcamiento en un prado, deberás seguir un sendero que te indica la dirección. Hay un edificio que era una antigua fábrica sazonadora de pescado. La arena es extremadamente blanca y fina, y además al estar rodeada de vegetación pegada a la playa le confiere una sensación de aislamiento. Algunos la conocen como el Caribe Gallego, juzgad vosotros mismos
Personalmente creo que son algunas de las mejores playas en las que he estado. En las que puedes sentir la naturaleza realmente cerca. Son playas que no están masificadas, sin grandes alardes, pero con una marcada singularidad que las hace únicas.Sí decidís hacer este recorrido, estoy seguro de que lo disfrutaréis como lo hicimos nosotros. Y si conocéis otros rincones de la costa, de esos que son difíciles de encontrar, compartirlos, porque estamos deseando descubrirlos (y cuidarlos).