El futuro es manejable: llegará, pero nadie conoce a ciencia cierta su desarrollo. El futuro supone un bálsamo en un universo tan inestable como el fútbol, en el que continuamente se habla más del año que viene que del actual. Así, hace dos años, el madridismo celebró la designación del Bernabéu como sede de la final de la Champions de 2010 pocos días después de perder en octavos de final ante la Roma. El límite en el que, con independencia de jugadores y entrenadores, se ha enquistado el Real Madrid. Son ya seis cursos consecutivos perdiendo en la primera eliminatoria, aunque ésta es la eliminación más emotiva, por no poder optar a ganar la décima en casa, como por la inversión realizada, los 254 millones de euros que se ha gastado Florentino Pérez en su segunda etapa en el club están siendo ruinosos. Primero la frustración de Alcorcón y ahora plantilla ha el patinazo ha llegado con el Olympique de Lyon, calificado por algunos jugadores de la plantilla como un rival menor. Incluso Ramos, atrevido, pronosticó un 3-0. De nuevo el futuro y el pronóstico. Comentarios que no aportan nada aunque el desenlace sea el esperado, pero que suponen la mofa perfecta para los detractores. El Bernabéu reaccionó con silencio ante el gol del empate de Pjanic (1-1) y que obligaba al Real Madrid a marcar dos goles tras el 1-0 de la idea en Francia. Quedaba un cuarto de hora y muchos se levantaron de sus butacas sin reparar a lo que sucedía detrás de ellos. Se perdieron otras dos ocasiones claras del Lyon, muy claras, de Lisandro y Delgado. El futuro de Pellegrini es más lógico: parece estar muy lejos del club.
El silencio resumió la frustración en la grada. Raúl lo hizo en el campo arreándole una patada fuera de lugar Cris, el central al que el conjunto retrató en una primera parte en la que el Real Madrid compareció con osadía, convencido de su superioridad e impulsado por su tremenda pegada. Y ahí se conjuraron Guti, el exponente de virtuoso eternamente incomprendido, cuestionado y puntualmente divinizado, asistió en largo para Cristiano Ronaldo. Un muy buen pase del 14 y gol sin problemas del 9, que funciona tan bien de icono publicitario como agitador. Higuaín tendría el segundo en una jugada en la que regateó la dubitativa salida del seguro Lloris para rematar, solo, al palo. El argentino, el delantero más fiable en estos momentos de las grandes ligas europeas, se marchó de la Champions sin haber anotado ni un tanto. Su equipo se comportó como una pastilla efervescente y no evitó que la lista de decepciones en Europa se ampliase.
La lista
Juventus, Arsenal, Bayern de Múnich, Roma y Lyon son, por este orden, los equipos que han eliminado al Real Madrid en los últimos años en la Champions en octavos. Doce partidos de los que el conjunto blanco tan sólo ganó dos (1-0 al Juventus en 2005 y 3-2 al Bayern de Múnich), empató otros tantos y perdió ¡ocho! Fue en 2004, precisamente otro 10 de marzo, la última vez que el Real Madrid superó la primera eliminatoria, aunque caería en la siguiente ronda ante un Mónaco liderado por un jugador en nómina, Morientes.
Había avisado Puel, técnico del Lyon, de que al Madrid le pesaría en exceso que al final se jugase en el Bernabéu. Y salvo los compases iniciales, con un Olympique con la defensa demasiado adelantado, demasiado frágil ante cualquier pase bien elaborado, fue así. Instantes en los que se gustó y fue aplaudido Kaka, que recibió muchos . Herido, el ex jugador del Milan pretendió irse del campo caminando, pero Cristiano Ronaldo le exigió que no lo hiciese. CR9 tendría la última ocasión del Madrid, nervioso conforme transcurría la segunda parte, ninguneado por un rival que se había transformado por la entrada de Boumsong y Kallston, quien inició la jugada del gol del empate. Pura muestra de baile de salón: Kallston para Delgado éste para Lisandro, que tocando de espaldas se la dejó a Pjanic, que conectó un tiro duro y certero que silenció el Bernabéu, casi asegura el futuro de Pellegrini y continuó la tradición de octavos. A mayor inversión, mismo resultado.