Hoy, 5 de setiembre, aniversario del nacimiento de Freddie Mercury, nos vemos en la tesitura de hacer un punto de inflexión en lo que lleva siendo el curso de este blog dedicado exclusivamente al análisis de su obra, sin entrar en valoraciones personales, aunque de forma implícita, las canciones llevan el revelador mensaje de la personalidad de su autor. En ellas, se desvelan sus anhelos, objetivos, pasiones y así podríamos seguir con un largo etcétera de sus múltiples facetas. Poder intuir el carácter más íntimo de un artista mediante su trabajo, da una muestra de cómo Freddie sentía la música desde su más profundo interior. Sentimiento y obra iban cogidas de la mano. Por ello, no creo que exista mejor homenaje para un artista que poner al descubierto los mensajes de libertad, tolerancia, amor e incluso de fuerza que introdujo en el mundo, aunque con ello, corrió el riesgo que suponía, desnudar su alma a los ojos de la opinión pública.
Con este blog nos damos cuenta que no hay biografía que pueda proporcionar más datos de su “yo” más intrínseco que poner atención a sus canciones. Nada puede decir más de él que sus propias palabras cantadas, que sus melodías o las notas de su piano.
No importa cuántos años hubiera cumplido, él siempre va a estar presente como referente universal de la música, su legado fue el justo y suficiente como para revolucionar las mentes de quienes supieron entender el verdadero significado.
Para ti Freddie, estés dónde estés, seguramente sumergido en una melodía, dónde seguro que nos estas leyendo, te dedicamos este sentido homenaje.
«No quiero cambiar el mundo. Para mí, la felicidad es lo más importante, y si soy feliz se nota en mi trabajo.
Al final, todos los errores y todas las excusas son cosa mía.
Me gusta sentir que soy yo mismo y, por lo que a mí respecta, sólo quiero aprovechar al máximo la vida y la diversión, pasármelo lo mejor posible durante los años que viva»
Freddie Mercury.
Innuendo y Bijou