Cierta vez Ettore Scola dijo que "el cine es un espejo pintado" y lo que vemos en ese espejo nadie puede estipularlo más que cada uno de nosotros sentado frente a la pantalla. Yo me pregunto entonces: ¿por qué tanta expectación cuando se acercan premios como los pasados Golden Globes o los próximos Oscars?, ¿por qué tanto encono o contratiedad cuando nominados o premiados no se corresponden con nuestros gustos?. A mí la verdad es que a esta altura las premiaciones me aburren, me son ajenas por una simple razón: La Academia de artes cinematográficas- sea del país que sea- no me exhorta a ver un determinado film. Lo que me atrae de ver o no una película son muchas cosas, desde su título, los comentarios de amistades con gustos similares hasta la lectura de críticas no especializadas (como la de muchos de ustedes queridos amigos blogeros) o los trailers son los que a fin de cuentas me hacen querer darle chance a alguna obra del séptimo arte. De ahí contemos preferencias de directores por trabajos anteriores, géneros, etc.
Que sea divertido jugar a adivinar quién tendrá la "prueba superada" es otra cosa, es como cuando se acerca el mundial y aquellos que nunca pateamos una pelota o no tenemos idea de qué selecciones son los colores de esas camisetas, corremos a jugarnos el prode o apostamos entre familiares y conocidos nuestros pronósticos. El tema es que cuando uno tiene un blog de cine, a veces no le queda otra que en honor de aquellos que les pueda importar, al hablar de un film se nombra si ha ganado un premio o estuvo cerca de ello.
Es más, después de tanto que me hablaban de El secreto de sus ojos, cuando fui finalmente al cine salí satisfecha de haber visto una obra semejante, cuando la nominaron a los posibles oscars me alegré sobretodo por todos los que pusieron el hombro a hacer un film que pocos tienen la oportunidad de hacer al menos en un país como Argentina. Y cuando a todos les impactó Moon, me quedé desabrida de mí misma porque no puedo aun entender qué cosas quizá no le vi que otros sí. Y acá llegamos a la cuestión: ¿quién demonios puede a mí decirme qué película me tiene o debería gustar? . Y la respuesta es muy simple: nadie.
Somos todos seres humanos diferentes, con experiencias de vida diferentes, con edades y etapas de vida diferente, con un bagaje a cuestas diferente que nos hace apreciar el cine diferente y, lo más importante, buscar cosas diferentes. A mí el cine que me hace reflexionar me gusta, el que me hace reír con pasteles en la cara, me gusta, el que me hace saltar en la silla de suspenso, me gusta, el que me hace llorar, me gusta, el que me hace sentir que soy parte de la historia, me gusta, las historias bobas de amor, me gustan, la de gangsters y mafia, las de cowboys, las de acción con Stallone me gustan; la cosa es que no me gustan quizá siempre el mismo día, bajo el mismo humor. Me gustan todos los géneros, inclusive el de terror si este apelara actualmente un poco más a lo clásico que a lo gore donde mi cabeza elucubra más activamente que los ojos. Pero lo que a unos sí, a otros no.
Asique gente, si gana o no gana Campanella la vida no me cambiará; si, Haneke tampoco. Si Avatar se lleva los laureles- que es más que probable y después no lloremos- menos. El cine es arte, pero también es una gran industria. Después de todo ¿por qué no puede ganar Avatar, me pregunto seriamente después de tanto lío?, si después de todo millones y millones de espectadores que la adoran estarán más que contentos. Y si no gana, ¿ustedes piensan que perderá estrellitas, dedos arriba, dinero invertido?. Que gane el que tenga que ganar, que yo mientras haya festivales e internet, mis opciones de buen cine o mal cine pero a conciencia están garantizadas!.