Lo que hace súmamente extraordinario al ser humano es lo mismo que lo hace extraordinariamente estúpido. Pudiendo hacer cualquier cosa decidimos hacer todos lo mismo. Y esta reflexión tan absurda viene a cuento de la última moda que vengo observando entre los de "a mí no me grabes"...
Si vas por la calle y alguien te pregunta cúanto le vas a pagar por sus derechos de imagen o te dice que no puede salir en la tele porque tenía que estar trabajando... ya le puedes decir tranquilamente que está más desfasado que las rodilleras... Porque ahora lo que se lleva, lo que verdaderamente lo está petando es: "a mi no me grabes que estoy en busca y captura".
Ya he perdido la cuenta de las veces que me lo han dicho en las últimas semanas y aún así no salgo de mi asombro. Pero lo realmente curioso de esta nueva forma de huir del periodista es que no la dice al que estamos enfocando, sino un tipo desde una esquina y a gritos al que ni estamos grabando... ni intención tenemos de hacerlo. Como si fueramos un toro al que llamar para luego salir corriendo.
A quién se le ocurre decirle precisamente a un periodista no me grabes que estoy en busca y captura.