Foto: Isabel Val
por Parko.“A ti no te gustan esa clase de grupos, Parko” me dijo Isa cuando le propuse ser el corresponsal de Cabeza de Gallo para el concierto de Byron Bay. Lo cierto es que tiene razón, pero el concierto era a unas calles de casa y siempre me ha gustado más tomarme la cerveza con música en directo. Así que engañé a mi compañero de piso para que se viniera a ver a Byron Bay, a ver qué pasaba.
Cuando entramos al Col·lecionista hacía poco que había empezado el concierto, pero casi podía verse una atmósfera de complicidad intimista. Por ejemplo: en un momento dado en el que el guitarrista se agachó y, al levantarse, se pegó con la cabeza en la barra; se pudo escuchar un grito ahogado del público, estaban preocupados por él. Así de fuerte era el vínculo que se había trazado entre el público y la banda, ¡en apenas unas canciones! Tenía que formar parte de aquello como sea. La gente estaba absolutamente volcada en el grupo y no se oía nada ajeno a los músicos (que, por cierto, sonaron increíblemente nítidos).
No seríamos en la sala más que unas 30 personas, y eso, evidentemente, ayuda a crear esa sensación de familia e intimidad. Uno tiene la impresión de que se encuentra en un concierto casi exclusivo, es un privilegio de ver algo así en directo, y fue un absoluto deleite.
Esta sensación fue a más cuando, contra todo pronóstico pero de acuerdo a la atmósfera creada, Tom, el líder de Byron Bay, agarró una silla, la plantó entre el público y se subió a ella para tocar una versión acústica, con sus compañeros murmurando con él la canción, inundándose del calor del público, en una sala verdaderamente pequeña, henchida de admiración, sus ojos brillando de emoción, verdaderamente disfrutando de un concierto casi familiar, donde de veras llegué a pensar que todo el mundo se conocía y eran buenos amigos.
En conclusión, Isa tiene razón, a mí no me gustan esta clase de grupos, pero sí me gustan (qué ciego he sido) Byron Bay, y me atrevo a decirle que usted no los ha escuchado hasta que los ha visto en directo, se ponga como se ponga.