Cuando empecé a enseñar, me di cuenta de una cosa:
que por mucho que intentes transmitir, es casi más lo que recibes y lo que aprendes.
Se necesita llegar hasta el fondo de cada movimiento para poder hacerle entender a otra persona cómo reprodicuirlo. Y en ese proceso, la primera que aprende es una misma. Y por supuesto, la preparación de las clases, inventando nuevas combinaciones y coreografías, los ensayos... Y la cantidad de horas que se pasan viendo vídeos de clases y actuaciones de otras bailarinas! Ahora que estoy por comenzar una nueva etapa, no puedo sinó mirar atrás y acordarme con todo el cariño del mundo de mis antiguas alumnas.Las primeras, las alumnas del gimnasio Step de Ribadeo (pobrecillas, fueron mis conejillas de Indias), las chicas de la asociación Mico, las alumnas de Silvina Giménez...