Revista Cine
"A Murder of Quality" (1962) fue la segunda novela escrita por John le Carré -después de su notable debut con "Llamada para el Muerto" (1961)- y, también, el segundo libro de la serie "Smiley", llamada así porque el protagonista es el espía "con cara de batracio" George Smiley, que ha aparecido en cinco novelas más como personaje central y en algunas otras como personaje secundario. Como es más que evidente que no tengo negocio -y aquí está el blog para demostrarlo-, me he dado a la tarea de re-leer -o, en algunos casos, conocer- los libros de le Carré en los que aparece Smiley y sus respectivas adaptaciones cinematográficas/televisivas, todo con el fin de para estar preparado para el fin de año, cuando se estrene la nueva versión de "Tinker, Taylor, Soldier, Spy", con Gary Oldman como George Smiley.Debo confesar que no había leído "Asesinato de Calidad" ni visto su adaptación televisiva A Murder of Quality (GB, 1991), dirigida por el prolífico artesano de la televisión Gavin Millar. Se trata, tanto la novela como el telefilme, de una mera curiosidad: más que un desencantado thriller político y/o de espionaje -la especialidad literaria de le Carré-, estamos ante un convencional whodunit en el más puro estilo de, digamos, Agatha Christie. De hecho, si George Smiley -interpretado aquí por Denholm Elliott- hubiera sido sustituido por Miss Marple o Hercule Poirot no habría existido el mayor problema.Aunque, para ser justos, lo cierto es que la trama que proviene de la novela de le Carré -adaptada, por cierto, por el propio autor- no podría haber sido escrita por la señora Christie, por lo menos en lo que se refiere a las claras alusiones a la pederastia de uno de los personajes principales. Por lo demás, la premisa es muy similar: una mujer, esposa de un joven maestro de un colegio privado, aparece asesinada brutalmente. Smiley que, como leímos en "Llamada para el Muerto" -o como vimos en su notable adaptación fílmica dirigida por Sidney Lumet-, ya está retirado, accede a hacerle un favor a una vieja amiga del servicio secreto (Glenda Jackson, nada menos), quien recibió una carta de la mujer asesinada en la que afirmaba que no podía dormir porque creía que su esposo la quería matar.Así, Smiley viaja a la pequeña ciudad en la que se cometió el crimen, sede del prestigidado colegio Carne para entrevistarse con el inspector encargado del caso y los múltiples involucrados que nunca faltan: el marido devastado, los profesores del colegio, uno que otro vecino, algún alumno... Por supuesto, sucederá un segundo crimen y esto llevará a la posterior revelación del culpable que, como es tradición en esta fórmula literaria/cinematográfica, siempre se hace de una manera civilizada, con una buena cena y una copa de vino en la mano. Pura flema británica.Para ser francos, la cinta es recomendable sólo para los completistas de las adaptaciones fílmicas/televisivas de le Carré -como quien esto escribe- porque, por lo demás, el material es estándar y la realización de Millar no pasa de ser correcta. De hecho, le Carré permanece fiel a su propia novela y su única audacia en el guión consiste en mostrar el brutal asesinato -que en la novela se obvia- en la secuencia inicial de créditos. De todas formas, también debo decir que disfruté de este modesto telefilme por su reparto: además de un perfecto Denholm Elliott en el papel de Smiley, aparece la legendaria Glenda Jackson en una de sus últimas actuaciones antes de dedicarse de tiempo completo a la política, el siempre imponente Joss Ackland como un personaje clave de la trama y un jovencito Christian Bale de 17 años en el papel de un estudiante que resultará central para encontrar al asesino.Le Carré no alcanzó mucho éxito con esta novela en su tiempo: un libro muy legible, pero también muy convencional. Su siguiente novela, esa sí, lo llevaría a la consagración temprana. Se trata de "El Espía que Surgió del Frío" (1963) que, además, se convertiría en su puerta de entrada al cine y a la televisión. Pero de esa cinta, El Espía que Vino del Frío (Ritt, 1965), ya escribiremos aquí mañana... o pasado.