Blusa/Shirt: ZaraShorts: MangoMedias/Tights: CalzedoniaZapatos/Shoes: Nine WestCollar/Necklace: Bulevard Rosa
Los hay que la adoran por su arquitectura señorial, por los aires de grandeza de Piccadilly Circus, por la moda alternativa de Camden, la elegancia de Harrods, el encanto de Notting Hill, el mítico y exquisito fish and chips e incluso por su meteorología inestable. Sea por el motivo que sea, Londres es y será siempre una de las capitales europeas por excelencia. Bien es sabido que la magia de viajar reside en aprender a valorar matices y aromas nuevos, en coleccionar recuerdos y compartir experiencias. Como la de sentarse a los mandos de una aeronave, gentileza de un piloto de lo más amable, o la de adentrarse en el mayor templo hinduista fuera de la India, por citar algunos ejemplos.
Creo que todos dejamos un poco de nosotros mismos allá donde vamos; nos perdemos y, en ocasiones, incluso nos permitimos el lujo de volvernos a encontrar. Sin pretenderlo, a veces hacemos las paces con experiencias y destinos anteriores años después de haberlos conocido, quizá por la evocación de viejos recuerdos o porque nuestro nuevo destino nos enseñe a valorar lo que creíamos olvidado. Sea como sea y a pesar del pavor que me ocasiona sobrevolar la tierra que ahora piso, desearé perderme mil veces para volver a encontrarme mil veces más. Gracias, Londres. I miss you, Nueva York.
Some people love it for its majestic architecture, Piccadilly Circus’ air of superiority, the alternative fashion of Camden, the elegance of Harrods, the charm of Notting Hill, the fabulous and delicious fish and chips and even for its unstable weather. Whatever the reason, London is and will always be one of the most visited European capital cities. It is well known that the magic of travelling lies in learning to appreciate new nuances and aromas, collecting memories and sharing experiences. Like sitting at the controls of an aircraft as a courtesy of the friendliest pilot, or visiting the largest Hindu temple outside India, among others.
I really believe that all of us leave a little bit of ourselves wherever we go; we lose ourselves and occasionally we even find ourselves. Unintentionally, we sometimes make up with past experiences and destinations years later, perhaps by recalling old memories or because our new destination teaches us to appreciate what we felt we had forgotten. Whatever it is and despite the fear that causes me to fly over the world I am stepping on now, I hope to lose myself a thousand times so that I can find myself a thousand times more. Thank you, London. I miss you, New York.