Revista Diario

A night at the stadium

Por Matilido
Efemeride: el nerd salio de su cueva. Asi es, y no solo eso: se mezclo con el populacho (del que fomaria parte si saliera) y fue al estadio. Uno más entre las masas fumando su opio: el futbol. En realidad lo que fumé fueron las emanaciones cannabinoides de los que estaban debajo mio y no era la tribuna mas popular. Fuera de eso, me da igual que algun esmirriado intelectual llame "opio de las masas" al futbol. Si asi fuera en Uruguay seriamos una manga de drogados, dado que practicamente nacemos para eso. Y ese es el plus que nos hace sentir que podemos lograr dentro de la cancha cualquier cosa. No seremos brasileros, pero a ellos ya les ganamos en el 50.
A night at the stadiumSabrán que soy atípico tanto en la vida como en la sociedad uruguaya, lease: no tomo mate, no me gusta el carnaval, pero no puedo no seguir al manya, al glorioso Club Atlético Peñarol. Este es por lo tanto un post atipico escrito por un tipo atipico. Atipia elevada al cuadrado. Atipia de verme en el glorioso estadio Centenario, el que fuera construido con orgullo en seis meses hace más de 80 años, ese que tras ser secado su cemento con fogatas (a las apuradas como todo lo que se hace acá) se levantara para vernos como los primeros campeones del mundo. Lejos está 1930, pero el estadio sigue viviendolo: esas tribunas rememoran las hazañas. Como dice Galeano, hay un estadio de un rey arabe con palcos de oro y diamante, pero vacio de gloria: no hay gritos que recuerden nada en él. El Centenario estaba decrépito en algunas partes pero no lo cambiaria por ningún otro.

A night at the stadium

Se dice que Gardel en el 1928 en los Juegos Olimpicos habia cantado el tango "Dandy" para la selección argentina antes del partido el cual gano Uruguay. El mago volvió a cantar el mismo tanho para la albiceleste el dia que se jugó la final de 1930. Se dice que no existe mayor prueba que dictamine que Gardel era uruguayo.

Hay cosas y cosas, fue lindo verse metido en una comunidad. Siempre escucho los partidos en radio, como si no mereciera ir a la cancha (a- es cara b-tengo que ir a la capital -si voy a la facultad, voy todos los dias, pero a disfrutarla no-) es algo cultural, no estoy acostumbrado a ir y tengo una especie de talento macabro por limitarme a mis costumbres. Y la verdad es que era inadmisible que podiendo ir a menudo, solo haya ido una vez en mi vida (dado que me gusta tanto) y no a ver al manya sino a la celeste.
¿Puedo relatar una situacion de tercer mundo futbolístico? Vi gente en las entradas pidiendo monedas, no para comer, sino para entrar al estadio. Y tenian mejores resultados que muchos pequeños que me parten el cuore con sus peticiones en los buses para padres que los explotan, tal es la solidaridad mutua del hincha.
Alli estaba yo, un tanto más callado que el resto pero más tranquilo que con la radio. Viendo por primera vez en vivo a los que escucho domingo a domingo. Inaudito es mi comportamiento, pensaba. Menos mal que lo corregí. Mi timidez me impidió llenarme la garganta con un gol, pero mi corazón si se llenó. Inflamado mi ánimo por los cantos y palmas sentí que el rival no existia, que eramos una construcción inexpugnable. Once en la cancha, miles en la tribuna. Cuando el partido nos fue empatado, la mente chocó con el corazón y la desazón inicial se convirtió en aliento. Y cuando lo pasamos a ganar 2-1, sentimos que la magia volvio a comenzar. Ese aliento no es la suma de los individuos que cantan, es más. Es una construcción etérea que nos rodea, tiene su propia personalidad, acobarda a los enemigos y alivia el corazón de los amigos. Me sentí en medio de las huestes de Gondor luego de que el Anillo Único se hubiera consumido.
Y ganamos, o fortuna que ganamos sino no iba más: el irracional que llevo dentro me diria que soy yeta.Ganamos pasando zozobra innecesria, asi es como ganamos en los últimos tiempos (o no? historicamente a ganar asi, se lo llama ganar a lo Peñarol-dos copas Libertadores de América con un gol en el último segundo del último minuto del alargue en el mismo estadio), sinceramente como cuesta se disfruta. Mi unica reflexión: volveré...

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