Jordi Sierra i FabraEs autor nacido en Barcelona el año 1947; su producción es inmensa, nada menos que cerca de 400 títulos salidos de su propia mano. Su facilidad para la escritura explica su ingente obra. Yo, como tantos profesores de literatura de Enseñanza Media, conocí a Sierra i Fabra por su narrativa juvenil. Ni sé la de veces que libros suyos los elegimos en el Departamento como lecturas obligatorias o recomendadas para los alumnos. Proponer una obra de Sierra i Fabra fue siempre garantía de éxito. Pocos autores hay que hayan sabido conectar mejor con las inquietudes adolescentes. Más tarde y sobre todo en los últimos años ya libre de la obligación didáctica he leído algunas de sus novelas negras o detectivescas de sus series el Inspector Mascarell y el Comisario Soler. Y también han caído en mis manos otras de tipo biográfico (su conocimiento sobre la música popular contemporánea es muy grande) y alguna de más difícil adscripción.
Dos obritas suyas he leído con gusto y mucha fruición. Una perteneciente a la serie el Comisario Soler (Filo de sable) y otra más difícilmente ubicable (No fotografíes soldados llorando). Ambas, publicadas el año 2017, me han agradado y entretenido muchísimo
Filo de sableMuy interesante, atrayente y adictiva. Muy bien contada, con un inusitado ritmo. Con la España de Franco a punto de entrar en los 25 años de Paz, las declaraciones catalanistas al diario Le Monde del abad del Monasterio de Montserrat y el asesinato de John Fitzgerald Kennedy en noviembre de 1963 enmarcándola asistimos a una vertiginosa investigación policial del Comisario Soler junto al sub-comisario Quesada.
Soler es un demócrata en el seno de la policía de una comisaría barcelonesa que ya ha tenido problemas con el caso anterior "La muerte del censor" cerrado con éxito por el escrupuloso comisario tan sólo dos meses antes de iniciar éste. Ahora la pareja de investigadores se las han de ver con el franquismo puro y duro: un general héroe de guerra ya en la reserva, sus hijos que hacen carrera en la política del Régimen y el ambiente hostil de la comisaría dirigida por el comisario García habida cuenta de la denuncia que puso Hilario Soler a su compañero Martín Peláez por mala praxis profesional. Si no logra resolver el caso con éxito sin tocar mucho las narices el establishment Soler se juega el puesto y su profesión.
Junto a lo anterior el mundo íntimo y familiar del policía casado con Roser a la que adora y con dos hijos adolescentes, Montserrat de dieciséis e Ignacio de catorce, está en juego en esta novela. El equilibrio psíquico que ha de mantener Soler, un hombre honesto en un ambiente opresor, es inmenso si es que quiere salir indemne de la prueba a la que le somete este caso de asesinatos múltiples enlazados unos con otros sin que en apariencia ninguno tenga nada que ver con el anterior.
De la novela destacaría muchas cosas. Por ejemplo la maestría con la que su autor sabe mostrar el color local y de época:
«Los hombres llevaban las manos introducidas en los bolsillos de los abrigos y, algunos, los cuellos alzados. Las mujeres parecían más menudas, con pañuelos en la cabeza y medias gruesas. Los niños pequeños ya iban forrados de manera inmisericorde, con gorros, bufandas y guantes»También la manera directa como presenta datos de tipo sociopolítico
«La emigración del sur seguía llegando a Barcelona en oleadas. Trenes llenos. Vidas mejores, o eso intentaban. La ciudad crecía, y crecía. Cada vez se construía más, se abrían nuevas calles o vías, se derribaban casas viejas para levantar las de la nueva Barcelona. 25 años de victoria, como había dicho Escarré.»Y a veces Sierra i Fabra no puede resistirse a presentar sin ambages su declarado catalanismo militante. Tal sucede cuando de boca del general franquista Fulgencio Aramburu el policía escucha frases como la siguiente:
«Todavía dejamos a demasiados catalanes vivos. Si los hubiéramos matado a todos, nos habríamos ahorrado algún que otro problema futuro, quién sabe, dentro de cien o doscientos años. Pero la generosidad del Caudillo es infinita»La novela en líneas generales como creo ya haber dicho me ha gustado y entretenido mucho. Me parece una lectura muy recomendable
No fotografíes soldados llorando
«Un soldado llorando resquebraja la moral. Está diciendo que la guerra es una mierda y que se arrepiente de estar en ella»Es una novela muy sencillita. Muy en la línea de otros libros suyos aunque éste no esté dirigido expresamente a adolescentes. Pese a ello se nota el hábito que tiene Sierra i Fabra de tratar temas transversales y tocar valores muy importantes (el amor, el respeto al otro, la identidad cultural, ...). En especial se toca aquí el machismo brutal y violento, la mendacidad, la necesidad de quitarse el fardo de la iniquidad, el abuso sobre la mujer, el autoritarismo desmedido...
Al estar situada la historia en un contexto militar aparecen otros valores: la valentía, el patriotismo, el miedo, la obediencia... Y al estar en este ámbito las faltas y los delitos cobran una importancia de otro nivel. Hay una crítica política que por reiterada ya se convierte en un tópico: «Esto es España, cielo. Aquí los militares aún tienen más peso que en otras partes. Y con la derecha que tenemos...».
Ciertamente, quizás, más que crítica política lo que hay en el libro es antimilitarismo, si bien el mismo se contextualiza o se identifica sistemáticamente con una ideología concreta. Quizás, pienso, que en esta novela falta una mayor explicación del marco en el que la muerte de Carlos y la foto de Matías se produjeron: la descomposición de la antigua Yugoslavia (país que desde el final de la IIª guerra mundial estuvo en la órbita soviética) en varios países independientes y las guerras que hubo en esos años para conseguirlas. El militarismo serbio era sin duda alguna en 1999 muchísimo más salvaje que el que pudiera darse en un país democrático como España, dentro de los europeos el que menos presupuesto destina a su ejército.
«Una fotografía capta una fracción de segundo de la vida de una persona. Como un haiku detenido en el tiempo.»
Plácido Díez GansertDe sí mismo el escritor dice en su página web lo siguiente:
«Nací en Pamplona en 1971. Gracias al mestizaje cultural de mi familia, mi madre es alemana y mi padre español, y a periplos en el extranjero, tuve la suerte de recibir una educación cosmopolita. Estudié en el Colegio Alemán y soy licenciado en Derecho. Tras una trayectoria profesional en el mundo de la empresa trabajando quince años en departamentos internacionales, que me llevó a residir en México, Alemania y Brasil visitando más de sesenta países, abandoné ese entorno para dedicarme a lo que de verdad me seduce: la literatura.»
Con El profesor, autopublicada en 2009, son ocho las obras salidas de su pluma: Crónica de un rebelde, El Libro de las Caras, Hijos de la Crisis, La ilusión perdida, Mercaderes del Nuevo Siglo, La Montaña Rusa y El Reencuentro.El profesorSinopsis (proporcionada por el propio autor)Un triángulo amoroso es el tema de mi primera novela, El profesor, que acaba de alcanzar su cuarta edición. Dos hombres muy diferentes – el protagonista, un profesor de filosofía y escritor frustrado, y un banquero de alta posición social – se enamoran de la misma mujer: la sofisticada y elegante pero muy indecisa Paula.
La historia me ha parecido poco interesante y nada novedosa. La caracterización de los personajes es flojita: Andrés es un crítico literario feroz, muy duro con la sociedad burguesa, fustigador de las costumbres socialmente admitidas, etc., etc. Antonio, el hombre que eligió Paula, es un conservador de libro escrito para militantes de partidos políticos: cazador, bancario, nada leído, etc., etc. Paula es una mujer insatisfecha por todo, una caprichosa que le gusta jugar porque se sabe guapa pero se aburre. Alrededor de este trío aparece toda una galería de secundarios diseñados con una o dos características de poca profundidad: Ramiro, el amigo que le aconseja a Andrés con verdad aunque ésta sea cruda; Jacobo Lieberman, el anciano millonario que da oportunidades a Andrés y admite su incomodidad cuando le exige ciertas concesiones si es que quiere disfrutar de todo lo que le va a conseguir: dirección de una revista literaria, cátedra en una universidad, dinero, coches caros, viajes...; Clara Alonso, la joven alumna de Andrés enamorada platónicamente de su profesor; el ciego Zenón que le ilumina en sus indecisiones y le aconseja; Eva y Braulio, hermana y cuñado de Paula, que siempre han visto a Andrés con cierta prevención por su falta de adecuación al sistema social imperante; etc.
Con todo la novela se lee con gusto. Por ser la primera incursión del autor en la novelística creo que algunos despistes son más que disculpables, aunque tratándose de una cuarta edición creo que ya debieran de haber sido subsanados. Con todo para emitir una opinión más fundada sobre la manera de escribir de Plácido Díez Gansert tendré que esperar a leer alguna otra de sus novelas.
Jhumpa LahiriYa hace cuatro años que leí y reseñé "El buen nombre" (de nuevo no me cabe otra exclamación que la de ¡Madre mía cómo pasa el tiempo sin darse uno cuenta!). Aunque invito a pasarse por esa entrada, como sé que muchos no lo harán me permito cortar y pegar los que sobre la escritora allí escribí:
La autora «Jhumpa Lahiri es una estadounidense de origen bengalí nacida en Londres en 1967. En 1999 saltó a la fama en el mundo de la narración con "Intérprete de emociones", su primera publicación, una colección de relatos que fue Premio Pulitzer el año 2000. Otros libros suyos además de la novela objeto de esta reseña son "Tierra desacostumbrada", otra colección de relatos aparecida en 2008; y otra novela, última publicación suya por ahora, titulada "La hondonada" del año 2013.»
En otras palabras
A Jhumpa Lahiri le persigue desde sus mismos orígenes el problema de la identidad cultural. El hecho de que en su casa se hablase bengalí y en la calle donde interactuaba inglés le ocasionaba no pocos problemas identitarios al preguntarse a sí misma a dónde pertenecía ella, cuál era el mundo de referencias culturales al que pertenecía dado que una lengua siempre es casa y cobijo. Al tiempo, según estudiaba le fue conquistando su amor hacia el latín y la cultura que Roma había desarrollado. Al ubicarse fundamentalmente esta milenaria cultura en Italia pronto la escritora se sintió atraída por la lengua italiana. Pensaba que si quería ir a la ciudad de Roma, o a Venecia, o a Florencia, o a cualquiera de las maravillosas villas que conocieron en el pasado las hazañas del pueblo romano ella debería conocer la lengua de quienes allí ahora habitaban. Así comenzó a estudiar la lengua de Dante porque del amor a la vieja Roma pasó naturalmente al amor hacia la Italia renacentista.En este librito, Jhumpa Lahiri cuenta el proceso que siguió para escribirlo en una lengua que no era la suya materna (el bengalí), ni la de la sociedad en la que había crecido (el inglés de Boston). Lo había escrito -en realidad lo iba a escribir. El que lo estemos leyendo es señal de que el proceso finalizó satisfactoriamente- usando otra lengua, de ahí su título, lo había escrito en italiano. Hizo lo que algunos otros escritores hicieron (Nabokov, Agota Kristoff, Conrad, Samuel Beckett...): cambiar de instrumento lingüístico, empresa arriesgada. Ella lo ha conseguido y "En otras palabras" es la prueba de ello.
En esta breve obra Lahiri hace memoria de los pasos seguidos hasta alcanzar la cumbre: el dominio del idioma italiano y poder albergarse dentro de él abandonando identidades (la indobritánica y la estadounidense) en cierto modo prestadas por otros (sus padres, sus amigos...) pero no elegidas completa y libremente por ella misma.
Dos citas que me parecen significativas. La primera va sobre el porqué de volcarse Jhumpa Lahiri en una nueva lengua; y la segunda expresa el viaje interior que la escritura de este libro le ha supuesto a la escritora.
- «De jovencita, en Estados Unidos, intentaba hablar bengalí a la perfección, sin acento extranjero, para contentar a mis padres, para sentirme completamente hija suya, pero no era posible; por otro lado, quería que me consideraran estadounidense y, aunque hablaba inglés a la perfección, tampoco era posible. Estaba suspendida entre dos lenguas en vez de arraigada.»
- «Envidio a Pavese, su capacidad para sondear el fondo del idioma italiano. Sin embargo, yo también he hecho un cierto sondeo a través de estas reflexiones: explorando mi descubrimiento de la lengua, me he explorado a mí misma.»
Una lectura deliciosa que gustará a cualquiera que conozca algo de la producción literaria de Jhumpa Lahiri.