Revista Cuba

A pesar del deshielo, Cuba sigue congelada

Publicado el 20 diciembre 2015 por Yusnaby Pérez @yusnaby
OBAMARAUL

Durante más de un año hemos venido hablando del deshielo, o sea,  el descongelamiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, una herencia de la guerra fría. Y mucho ha cambiado durante este tiempo.  Lo único malo es que el deshielo ha sido unilateral.  Estados Unidos ha realizado un verdadero esfuerzo para cambiar su política hacia Cuba y le ha tendido una mano a la isla.  Ha demostrado que quiere ser amigo y socio de Cuba y que desea que Cuba sea amiga y socia de Estados Unidos. El gobierno de Obama le tendió la mano a Cuba y a los cubanos.

Pero a pesar de eso, Cuba no cambió y sigue congelada. Sigue en el Polo Norte y lo único que hace el gobierno es pedir que le den más y más y más sin dar nada a cambio.

¿Que ha dado Cuba? ¿Qué ha cambiado en Cuba? ¿Qué ha hecho Cuba por sí misma? La respuesta es simple: Cuba no ha hecho prácticamente nada. Cuba sigue en el Polo Norte congelada.

Lo más triste de todo esto, es que el país que más necesita cambiar y modernizarse, dejar atrás las políticas de la guerra fría y abrirse al mundo es precisamente Cuba. Es en Cuba donde se vive una situación económica lastimera. Es en Cuba donde existe escasez, donde faltan las divisas, donde se requiere inversión, producción y productividad. Es en Cuba donde más hay que cambiar y abandonar un sistema económico obsoleto que nunca ha funcionado, pero paradójicamente, el gobierno de Cuba no quiere o no se atreve a cambiar.

Cuba se ha acostumbrado a vivir de lo que le dan otros, sean los rusos, sean los venezolanos o sea quien sea, y ha olvidado que si bien la ayuda internacional es buena y sin duda necesaria, los primeros que tienen que ayudarse a sí mismos son los propios cubanos y hacer que la economía funcione y que el país produzca como siempre lo hizo hasta que el castrismo congeló al país.

Los cubanos se ilusionaron cuando se inició el proceso de deshielo, y lo vieron como lo que es: Una oportunidad de oro para que Cuba progrese, salga de su improductividad crónica y genere otra vez oportunidades económicas para los cubanos.  Sin embargo, el tiempo ha demostrado la intransigencia castrista que en vez de aprovechar el deshielo para hacer crecer su economía y progresar como país, lo ha utilizado para aumentar significativamente la represión y las violaciones a los derechos humanos.

El deshielo abrió los ojos a muchos cubanos que pudieron darse cuenta de que el estancamiento económico que se vivía en la isla no se debía a que los norteamericanos eran muy malos y avasallaban a Cuba con el embargo, al que ellos llaman bloqueo, y aunque el embargo todavía se mantiene, las medidas adoptadas por Estados Unidos lo hacen prácticamente inexistente. Ahora los cubanos pueden ver que los malos son los castristas y sus políticas obsoletas de intentar controlarlo todo y limitar las actividades a la que la gente puede dedicarse.  Siguen inmersos en ese estatismo arcaico que ha fracasado por años y seguirá fracasando.

Los cubanos saben que si el gobierno de Cuba no se pone las pilas y realiza los cambios que debe hacer, todo seguirá igual, pero el gobierno no cambia porque no quiere arriesgarse a perder el poder. No quiere someterse a un pueblo que pueda elegir, que pueda ejercer su derecho a votar, aunque los cubanos de hecho votan todos los días cuando masivamente aprovechan la menor oportunidad para salir de Cuba. Que voto más claro que irse de su patria porque no confían en su gobierno y en su país y prefieren irse a cualquiera otra parte del mundo. Sí, porque los cubanos no solo vienen a Estados Unidos. Hay cubanos prácticamente en todas partes, porque cualquier parte encuentran  las oportunidades que su país y su gobierno les niegan.

Pero el castrismo no solo es terco sino represivo y cuando los cubanos deciden protestar en su país y exigir que se hagan los cambios necesarios se tienen que enfrentar al autoritarismo totalitario representado por  la policía política, los militares y los pocos fieles al partido comunista.  Los cubanos que se atreven a protestar sufren actos de repudio, prisión, ultrajes, golpes,  etc. Ese es el único idioma que el gobierno cubano utiliza para contestar las demandas de cambios y libertad que le hacen. La represión también sigue congelada y por eso gobiernan a palos. Como no tienen la razón, usan la fuerza.

Y por eso los cubanos siguen saliendo de Cuba en un éxodo interminable, ante los ojos de una  comunidad internacional que no se atreve a criticar o condenar la represión. Ni siquiera el Papa, que no tiene pelos en la lengua para hablar en cualquier parte, se atrevió a decir nada contra el gobierno cubano. Ven la represión congelada en Cuba, pero no les importa, sino que la consienten.

Para salir adelante, Cuba tiene que cambiar y cambiar mucho.  Para comenzar necesita un sistema legal diferente que otorgue garantías a la propiedad y a la inversión, que no limite los derechos de los cubanos, que les permita trabajar libremente, que les motive a emprender y generar riqueza y que ponga un alto a la injerencia del  Ejecutivo en las decisiones económicas y judiciales. Cuba tiene que abrirse política y económicamente. Cuba tiene que descongelarse, Cuba tiene que cambiar.

El gobierno sabe que si no se descongela y realiza  cambios, la situación económica no mejorará lo que debe. No importa que finalmente se derogue lo que queda del embargo, no importa que le devuelvan la base de Guantánamo, no importa que se realicen muchísimas negociaciones y que cambien muchas cosas. Mientras Cuba no cambie internamente ningún otro cambio funcionará y seguirá habiendo escasez, seguirán faltando divisas, seguirá faltando libertad y los cubanos seguirán aprovechando cualquier oportunidad que tengan para irse de su país.

El deshielo interno en Cuba es imprescindible. ¿Cuándo comenzará?


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