Para mi, la vida y el mundo son 2 problemas morales. Por supuesto que, para pronunciarte sobre ellos, antes, has de intentar comprenderlos si no por otra cosa porque seguramente tenía razón el clásico cuando escribió aquello de “nihil volitur qui precognitur”, no se puede querer lo que no se conoce.
O sea que, como casi todos, tengo mi propia concepción del mundo y de la vida, de lo que no tengo ni idea es de cómo es el puñetero bem, bemsalgado, quiero decir. Y mira que lo he intentado.
Al principio, lo hice a la ligera, como lo hago casi todo, y eso es muy peligroso, demasiado peligroso cuando se trata de bem, porque bem es un arcano mezcla de poeta y de mago, y alguien así no es que sea difícil, es que es imposible de conocer.
De manera que yo todo lo que proviene de bem lo manejo con todo el cuidado del mundo y, a pesar de ello, tengo la impresión siempre de que me equivoco.
Bem cree que me he tomado unas pequeñas vacaciones, todo lo contrario: mi mujer, mi vida, mi ilusión, todo lo que de bueno tenía en el mundo ha emprendido ya el más definitivo de los viajes, se cae con una frecuencia insoportable y aunque todavía no se ha roto una de las caderas, lo que dicen que es fin de todos nosotros, los ancianos, hay que llevarla a urgencias, aquí todavía no las han cerrado, comienzan los análisis, los tacs y demás exámenes y, luego, vuelta casa sin descansar, hecho polvo un tío como yo que estoy ya demasiado viejo.
Por eso, Fernando Mora, que es el más antiguo de mis amigos, y que, por eso, seguramente me conoce mejor, decía el otro día que le daba mala espina mi ausencia, mi silencio, y, como siempre, tenía razón, por eso no intervine cuando él trajo aquí el tema de que un amigo le había dicho que echaba en falta ya a un golpista militar, más o menos, y cómo bem le salía al paso con ese estilo suyo tan enigmático, en realidad absolutamente indescifrable, haciendo una cronología de las distintas definiciones que de la milicia habían hecho los propios militares.
Es una de sus maneras de aproximarse a los temas que nunca acabas de saber si habla en serio, así que lo leí y callé por si metía una de esas patas mías tan abundantes y ahora, hoy, o ayer, viene de nuevo por aquí y escribe sobre esos recursos que los del PP le han interpuesto al juez Rus porque éste ha puesto fin a ese cachondeo absoluto de que los asesinos fueran querellantes y querellados en la misma causa y al mismo tiempo, no porque se vaya a atrever a abrir el juicio oral contra ninguno de los prebostes del PP sino porque, por lo menos, habrá que guardar las apariencias, vamos, digo yo.
Y me pide mi opinión al respecto que yo creo que ya sabe porque yo siempre, siempre, siempre, he estado, estoy y estará siempre de acuerdo con él.
Escribía yo hace muy poco que Montesquieu había sido un insuperable embustero porque se pasó media vida hablando de la división de poderes en un Estado moderno, sabiendo, como sabía mejor que todos nosotros, que poderes, auténtico poder, en realidad, sólo hay uno, que se viste como uno de esos cómicos de la legua con tantos disfrace como le place, o como le sale de los cojones: el canallesco poder económico, que forma, pergeña, proyecta, adiestra a sus criminales esbirros el tiempo suficiente para dejarlos sin rastro de alma y entonces los mete en política como si de auténticos cybors se tratara.
Da igual el sitio, el puesto, en que el jodido demonio los coloca, estén donde estén, ellos siempre van a hacer lo que a sus amos interesa, ya sean jueces, ministros de interior o miembros de sus parlamentos, ELLOS no harán nunca otra cosa que no sea pisotear, exprimir, machacar, destruir a los débiles para que así sean más obedientes con los poderosos.
Poder, y en esto el gran Foucault, mi maestro, se equivocaba, no hay más que uno, y está emboscado, y en eso sí que acertaba de pleno, en lo más recóndito de los rascacielos usa y nadie sabrá nunca quién es, pero todos le sirven inexcusablemente porque, si no, es como una de esas serpientes venenosas que cuando quieres darte cuenta ya te ha mordido y eres hombre muerto.
Por eso, bem, lo del juez Ruz y el PP no es más que una pantomima sangrienta para embaucar al personal, Ruz no sería juez y no estaría en el juzgado que está si no estuviera de acuerdo con todo lo que hace el PP, vease, si no, a Garzón, por eso, cuando Bermúdez quiso tramitar la querella de IU sobre Bárcenas, tardó lo mismo que un pastel en la puerta de un colegio, fue absorbido rápidamente por el aparato que le quitó el caso de las manos porque, un día, Bermúdez, no hizo lo que le interesaba al PP y dijo que no eran etarras sino islamistas los del atentado de Atocha.
Eso no se volverá a repetir porque el PP, o sea, el legítimo representante del capitalismo, no volverá a consentir que un Garzón o un Bermúdez vuelvan a enjuiciar un caso que les interese, porque el poder, repito, sólo es uno y no 3, como decía el embustero francés, y a pesar de que nadie sabe cuál es exactamente su nombre y apellidos o su razón social, todos le obedecen ciegamente como lo que es, su auténtico y verdadero dios.
Espero haber satisfecho tu requerimiento, querido bem. Si no es así, dímelo y trataré el tema más extensa y pormenorizadamente.
Un abrazo,