Juan Martorano.
Como venezolano y persona, lamento la muerte de cualquier ser humano independientemente del signo político e ideológico que profese. Una cosa es pensar distinto y defender con pasión las ideas en las que se cree, y otra, la pérdida del respeto y de la racionalidad que hasta hace poco imperó en mi país. Como seguidor del beisbol (aunque prefiero practicar el futbol) al despertar la mañana del 7 de diciembre de 2018, me impactó como a la mayoría de mis compatriotas, la sensible desaparición física de los grandes ligas y peloteros de los Cardenales de Lara, José Castillo y Luis Valbuena, producto de la criminalidad que evidentemente azota las vías terrestres del país. Viajar de noche se ha convertido en una verdadera amenaza para cualquier persona que aprecie su vida. Lamentables muertes la de estos ejemplos para nuestra sociedad, plagada de tensiones sociales debido a la compleja situación por la que nos encontramos, y que actores políticos pretendan, irrespetando el dolor de los familiares, utilizarla con fines politiqueros. Evidentemente, las autoridades gubernamentales tanto nacionales como regionales (y específicamente las del estado Yaracuy) deberán revisar muy bien los mecanismos de seguridad vial, y haciéndolo extensivo al resto del país, ya que no puede ser que una persona que decida trasladarse en su vehículo y que por circunstancias deba viajar de noche o en horas de la madrugada por carretera, este a merced del hampa. Y esto tiene bastante rato que es así. Pero la responsabilidad sobre el tema de la “inseguridad”, ya que este concepto es muy subjetivo y varía de acuerdo a las opiniones y percepciones de cada quien, no es exclusiva del Gobierno Nacional o regional, sino también de los diferentes actores de la sociedad, y en las líneas sucesivas explicaré el por qué de esta aseveración que aquí formulo. Hasta el mediodía de ayer viernes 7 de diciembre, lamenté y lloré como muchos venezolanos y venezolanas, la muerte de estos peloteros, y en lo particular la del “Hacha” Castillo, quien inició su carrera peloteril con los Leones del Caracas (mi equipo favorito en la LVBP); pero todo cambio cuando iniciaba el noticiero meridiano del canal Venevisión. Siendo las 12 del mediodía, y mientras realizaba trabajos varios en una computadora, quedé totalmente desconcertado de como en dicho canal tildaban la muerte de estos peloteros como de “atentado”, de manera ruin, irresponsable, y sin suficientes elementos de convicción, en un país donde se buscan salidas a las tensiones que sin duda hay. En la tarde, pude observar como varios “influenciadores”, como ahora se les llama, se sumaban a la aseveración hecha en el canal televisivo, donde prácticamente responsabilizaban de manera exclusiva a Nicolás Maduro y al gobernador del estado Yaracuy, Julio León Heredia por estas lamentables pérdidas de dos vidas humanas ejemplares. No conforme con ello, en la misa realizada en el estadio “Antonio Herrera Gutiérrez” de la ciudad de Barquisimeto, última plaza que vio jugar a estas estrellas, se apersonó a la misma la máxima autoridad de la entidad federal, A/J Carmen Meléndez Rivas, quien fue pitada y gritada en la misma, y fue tildada de sinvergüenza. Esta falta de respeto no fue para con la gobernadora de Lara, sino para los deudos de estos peloteros fallecidos. ¿Me pregunto si esto mismo hubiese sucedido durante la IV República y con un gobernador adeco o copeyano? ¿Dónde estarían los promoventes de esta acción, a todas luces irrespetuosa, y hasta premeditada? Y ni hablar de toda la diatriba armada por las opiniones del presidente de la LVBP, Juan José Ávila, con el pelotero Jesús Guzmán de los Leones del Caracas, y Alcides Escobar, de los Tiburones de La Guaira, a expresar que propondrá que de manera obligatoria los peloteros se trasladen en los buses habilitados para los diferentes equipos de nuestra Liga, por lo que tal hecho fue manipulado mediática y políticamente. No es mi estilo expresarme de personas, pero también resultan lamentables las expresiones irresponsables por decir lo menos, del abogado constitucionalista Jesús Silva, referidas a las muertes de estos peloteros. Hago propias las expresiones de Reinaldo Iturriza, al señalar que resulta inconcebible, inaceptable, intolerable, absurdo, que Silva tilde de “obra de OPOSITORES MALANDROS que obstaculizan vías para generar tragedias en época de elecciones. Exijo operativo especial a instituto de tránsito terrestre”. Si bien el contexto en el que ocurren las muertes de Castillo y Valbuena, de buenas a primeras se prestarían para unas aseveraciones de ese tipo; no obstante, sin una investigación seria y a profundidad, y con los elementos de convicción que demuestren tal aserto, las mismas quedan muy mal y como habladurías, donde se pierde toda credibilidad y seriedad muy necesarias en estos tiempos. Al igual que Iturriza, no basta con tener que lidiar con el pesar que produce la muerte de dos de nuestros jugadores emblemáticos de nuestro beisbol venezolano, y con la miserable instrumentalización política que hace el antichavismo (como lo ha hecho siempre), para lidiar con algunos “formadores de opinión chavistas”, que hace exactamente lo mismo. Fue la utilización politiquera de la muerte de Mónica Spear, de su cónyuge Thomas Henry Berry y la herida a su pequeña hija Maya Berry el 6 de enero de 2014, ocurrida en el sector “El Cambur” de la Autopista Puerto Cabello- Valencia en el estado Carabobo, la que fue utilizada como excusa para dinamitar el incipiente dialogo y jornadas de trabajo promovidas por el Jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro, con gobernadores y alcaldes del país, independientemente de ser del chavismo o de la derecha. Ese hecho hizo que se levantarán de la mesa los gobernadores y alcaldes de la oposición, para embarcarse en una agenda desestabilizadora y sangrienta, los hechos así lo demostraron. Veintidós días después de ese lamentable hecho, los dirigentes María Corina Machado, Antonio Ledezma y Leopoldo López cabalgaron sobre este caso para la promoción de la jornada denominada “#LaSalida” para el fomento de una guerra civil que conllevara al derrocamiento de Nicolás Maduro durante ese año, y las jornadas terroristas y criminales que nos tocó padecer en ese año desde el 12 de febrero y hasta la mitad del mes de junio. Es evidente que actores políticos articulados con operadores mediáticos y estos formadores de opinión andan tras la apuesta de un hecho desencadenante de alto impacto, que origine conmoción nacional, para propiciar y activar jornadas en contra del Gobierno de Nicolás Maduro de cara a la asunción de su nuevo mandato para el cual fue elegido. Es evidente que algunos juegan a proyectar la percepción de que se acerca un inminente desenlace devenido en un nuevo intento golpista. Hay que tomar debida nota sobre las advertencias dadas por el analista Omar Al Atrach en su artículo titulado: “10 de Enero del año 2019: Validación sistemática de un conflicto inducido”, donde advierte sobre la apuesta del colapso inducido, la generación de un incidente fronterizo, o como en este caso, la generación de un hecho desencadenante de alto impacto, que origine la reacción del pueblo y que legitime la salida violenta de Nicolás Maduro de la Primera Magistratura Nacional. No es la ocurrencia de la muerte de estos peloteros ese evento desencadenante que los análisis de Misión Verdad y Al Atrach señalan, sino la manipulación que medios de comunicación y actores hacen de ese hecho, que es otra cosa, y es de lo que quiero advertir y llamar la atención en estas líneas. Y mi llamado, es que se respete el dolor por estas irreparables pérdidas, a que se esclarezcan las circunstancias en las que ocurrieron, y a que todos trabajemos porque eventos de esta naturaleza no se repitan en nuestro país. Que se recuperen los niveles de racionalidad, de tolerancia y convivencia para poder tener paz. Ese es mi llamado. ¡Basta ya de la utilización de la muerte con fines politiqueros!Abogado, Activista por los Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC).
[email protected] @juanmartorano