9,3% de omisión general de población, cifras que es bastante superior en algunas comunas y grupos de edad; inconsistencias en el número de viviendas en varias comunas; un 12,3% de viviendas desocupadas, cifra muy superior al de censos anteriores. Todo ello, entre otras muchas otras cosas, amerita a ojos de la Comisión Externa Revisora la necesidad de hacer el censo de nuevo el 2015 (ver el informe aquí).
Esos son los resultados. De particular interés es la descripción del proceso del Censo que realiza la comisión, porque es de los múltiples errores cometidos durante ese proceso que se generaron los resultados ya mencionados. Los principales errores se pueden clasificar en dos grupos que procederemos a analizar a continuación:
A) Errores asociados a la implementación del Diseño. Cambiar de un censo de hecho a un censo de derecho no es un error, como lo muestra con claridad el mayor número de países que realiza este tipo de censo en años recientes. Lo que sí es un error es realizar ese cambio sin realizar las acciones que la hacen posible y sin tomar en cuenta la complejidad que el cambio involucra. En última instancia, fue una actitud de no hacerse cargo de las decisiones. Veamos algunos de los problemas de esta área:
- Tomar la decisión de cambiar de tipo de Censo cuando el proceso de éste ya se encuentra en curso. Esto ya es problemático, pero lo es más el que no se adapten las actividades ya realizadas al nuevo estándar. Por ejemplo, si bien el Censo contó con pilotos, no se realizó uno para validar los procedimientos después del cambio de la decisión a un censo de derecho.
- No cambiar la programación de validación del censo, basado en uno de hecho, a la nueva situación, con el resultado que no contamos todavía con una base plenamente consistente.
- No tomar en serio las necesidades de recursos requeridos para hacer un censo de derecho. Sobre la estimación inicial de costos, la Dirección pidió 800 millones menos. Y ante el hecho que la estimación inicial estuvo bajo lo necesario, en vez de buscar nuevos recursos se toman decisiones como trabajar con un número menor de encuestadores.
B) Errores asociados a la implementación del Terreno. La última consideración nos empieza a dirigir del diseño al terreno. En este ámbito aparecen varios problemas graves que además, muchos de ellos, eran de fácil solución o resultaban previsibles.
- El hecho de pagar al encuestador por día y no por encuesta realizada, esta última la práctica habitual en las empresas de encuestas, puede que haya resultado inevitable -dado como funciona el Estado-. El hecho de no reforzar la supervisión para resolver los problemas esperables dada esa situación sí constituye un claro error.
- Establecer que el estado de vivienda desocupada no requería nueva visita, mientras que ocupada sin moradores requería 3 visitas corresponde a un error; cuando el incentivo del encuestador -que recordemos era pagado por día y no por encuesta- era claramente a declarar como desocupada toda vivienda en que no encontrara alguien que respondiera.
- Falta de dirección frente a los problemas encontrados. Durante el desarrollo del Censo, al aparecer el problema de entrevistas no logradas, la dirección se reduce a plantear que se realicen todos los esfuerzos posibles. Pero no hay protocolos, instrucciones o recopilación de buenas prácticas que provengan desde la dirección, sino que cada equipo regional opero por su cuenta.
- Los horarios en que se realizaron las encuestas correspondió a un horario laboral, contra la práctica habitual de terreno, Y dado que ese horario es más probable que no se encuentren personas en el hogar, esto claramente ayuda al problema de casos no logrados.
- Los problemas de terreno también incluyeron una alta rotación de entrevistadores. Esto suele generar problemas logísticos en el terreno, y en este caso en particular implicó que cerca un 27% de los entrevistadores tuviera problemas de capacitación.
Todos los problemas anteriores son relevantes y afectan el contar con un buen censo. Y todo esto sin entrar siquiera en otros problemas, como cuestionario, o la decisión -invento de la dirección del INE de ese momento- de estimar el número de viviendas no censadas y proceder a ‘poblarlas’ de personas e incluir esto en las cifras oficiales. Sin entrar en los problemas de resultados e imputaciones, ya nos encontramos con problemas muy graves.
Dada la centralidad del Censo en la generación de estadísticas sobre la realidad nacional, y su relevancia en generar marcos muestrales para buena parte de los estudios del sistema estadístico nacional, sí parece ser necesario seguir la recomendación de la Comisión.