¿a qué estamos jugando?

Me da en la espina de que cada cual juega para su bolsa. Y tan panchos se quedan quienes nos roban. O fuese la muerte más digna de los héroes de la Primer Guerra que la de los malditos perros que debaten en los mierdosos Senado y Congreso. Como si de un partido de frontón se tratase, mandan la pelota con todas sus fuerzas a la cara de los más corruptos, que se la guardan en sus bolsillos y silban como si nada. Otros, proclaman odio como estigma bajo banderas rojas y amarillas. Los demás, le devuelven el odio con la típica roja y amarilla. Unos payasos se propugnan como interlocutores de conceptos que abochornan con sus tejemanejes comerciales llenos de corruptelas. El poder corrompe, decía alguien. "Power tends to corrupt, and absolute power corrupts absolutely" (el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente) dejó un hueco en la historia a Lord Acton. Los grandes hombres son casi siempre hombres malos. Demasiado categórico. Pero si fijamos la vista en un punto del mediterráneo frente a África, más que malos, han sido estúpidos, ineptos y pendencieros. Que nadie se lleve las manos a la cabeza, le vayan a salir setas, hongos y enanitos. Veo el panorama y no entiendo a qué estamos jugando, claro, que me quedé en el parchís. Las ineptitud y desvergüenza de algunos ha hecho que nos pase una apisonadora por encima a modo de entretenimiento económico. Ahora somos la cola de la serpiente que serpentea, y pronto seremos la piel que muda. ¿Somos tontos o qué? ¿Demasiado directo? Oh, lo siento. A veces me dejo llevar por la pasión, pero no la del Señor ese que clavaron, sino de la más pura pasión de indignación patatera. Lo que llevo peor, que se rían en mi cara, y que algunos le rían la gracia esperando recompensa.