¿A qué sabe la luna? de Michael Grejniec. Kalandraka, 2014. Traducción de Carmen Barreiro. 36 pp., 19,5 x 29 cm., 15,00 €.Por José R. Cortés Criado.
Si lees este libro sabrás a qué sabe la luna, seguro que no te lo imaginas, pero el final del cuento es el más acertado de todos los posibles.Es una historia muy tierna, solidaria, colaborativa, entretenida e ingeniosa.La trama comienza con una tortuga que decide subir a la montaña más alta para poder tocar la luna, pero como no podía alcanzarla, llamó a un animal grandote, el elefante, que se subió sobre su caparazón; como tampoco lo consiguió llamaron a la jirafa, a la cebra, al león, al zorro, al... hasta que el ratoncito, encaramado sobre los demás, lo consiguió y repartió un trocito de luna a todos y así supieron a qué sabía la luna.Se trata de un juego donde la luna tiene vida y se aleja cada vez más de los animales cuando ve que se le acercan, la pirámide animal crece y ella se eleva justo cuando creen que pueden tocarla hasta que el ratoncito lo consigue.Además de este juego entre los animales y el satélite, está presente la repetición del mensaje: “Verás cómo lo conseguimos si te subes a mi espalada”, finalizando el juego con el éxito de los pacientes animales que no cejaron en su empeño.Y a todos estos animales terrestres se les une un pez, personaje que cierra la historia.Las ilustraciones están cargadas de belleza; sobre el fondo negro de la noche destaca la luna con su faz rugosa, dotada de ojos y boca y su peculiar color desde azul al gris pasando por tonos rojizos.La superficie terrestre también es rugosa, de color ocre y sobre ella destacan los animales citados llenos de vida y color.Estas buenas ilustraciones complementan perfectamente el texto y, además, constituyen una historia propia que puede ser interpretada por los neolectores con una simple observación.Seguro que gusta a los pequeños lectores, por su gracia, su color y su ingenuidad.Cada libro lleva un póster medidor de 150 centímetros en el que se observa la superficie terrestre, la luna y la pirámide de animales. Es un buen detalle que confirma el cuidado con el que la editorial Kalandraka cuida sus obras.