Revista Espiritualidad
Soy una persona bastante observadora de mi entorno, de lo que está sucediendo y de los diversos cambios que se van produciendo en el comportamiento del ser humano dentro de la sociedad. Noto cada vez más desesperación en el conducir los vehículos en las calles, en irrespetar el turno o el tiempo ajeno, un afán casi obsesivo por la adquisición de cosas materiales al precio que sea, con ta, de llenar las apariencias, aunque no sepamos como lo vamos a pagar mañana. Esto me lleva a preguntarme en que momento llegamos a convertirnos en seres vacíos y dejamos de cultivar cosas más importantes como nuestra relación con Dios, nuestra familia y amigos. ¿En que momento le dimos más importancia a presenter una pantalla de nuestra vida perfecta en las redes sociales, cuando sabemos en lo más profundo de nuestro corazón que no hay tal perfección? Vamos a hacernos una revision interna bien profunda, encontrarnos con nosotros mismos, aceptarnos más, sentirnos más a gusto en nuestra propia piel y a vivir de acuerdo con nuestras posibilidades sin que esto implique adoptar una actitud conformist y carente de metas. Invito a que reorganicemos nuestras prioridades de forma que lo más importante sea lo que nosotros pensamos de nosotros mismos, no la falsa imagen que le queremos proyectar a los demás para "llenarles los ojos". Seamos más transparentes y genuinos con nosotros mismos y el resto del mundo. Les garantizo que viviremos más felices y con menos complicaciones.