Revista Cine
Director: John Krasinski
Vamos a rematar esto de las películas de terror (o así les dicen) con dos títulos recientes, películas que han causado sensación. Una es de corte más independiente, otra más comercial. "A Quiet Place", película rodada en 35 mm (nunca está demás decirlo en estos tiempos), no es la opera prima de John Krasinski, como yo pensé. Menos mal corroboré el dato antes. En cualquier caso, muy bien le ha ido tanto en crítica como en público. Y no vendré yo a aguarle la fiesta a nadie. No son menores los logros de esta película, en donde apenas hay diálogos y que lo apuesta casi todo al silencio, o mejor dicho, al sonido contenido, controlado, mínimo, esencial. La falta de ruido la suple con secuencias, digamos, de acción, muy bien ejecutadas, rodadas y montadas (y bueno, hay banda sonora, parecida a la de "Sicario", para potenciar la tensión). Especialmente todo el episodio de la bañera, y, por supuesto, el del final (que comienza casi inmediatamente después), que, me parece, son los dos grandes momentos de esta película. Y el final, el cual, hay que decirlo, funciona sobre todo porque corta la escena justo cuando se iba a poner más intensa, aunque como ya está todo dicho y contado, queda mejor así, sugerido (además, supongo que a la gente le gusta ver a Emily Blunt en actitud y pose badass). El resto, la calma antes de la tormenta, está muy bien hilvanado, claro que sí, pero en donde la película destaca es en el ejercicio del suspenso y la tensión. O sea, Krasinski sabe dirigir, o en su defecto, colocar y manejar la cámara. Sabe situarnos en el espacio y el tiempo, sabe cómo disponer y mover sus piezas. Tienes nociones básicas de puesta en escena. Ahora bien, no creo pecar de quisquilloso por los trucos del guión, sus conflictos despreocupadamente artificiales. Los que la han visto, hablemos del clavo: un clavo que nunca causó problemas antes y que nunca los causó después, salvo cuando los debía causar. ¿Y el padre, tan cuidadoso, no se fijó en que tremendo clavo sobresalía del escalón? Luego está lo del refugio subterráneo que se inunda, y de nuevo, de la nada se inunda, el padre no se da cuenta y otra vez la pobre Emily Blunt debe defenderse sola ("así se hace, hermana, enséñales, no los necesitas"). ¿Y no es un descriterio tener un hijo en tan restrictivo escenario, con esos monstruos de oído hiperdesarrollado? ¿Y quién deja a los hijos sin vigilancia?, porque lo del inicio se podía evitar muy pero que muy fácilmente. Por lo demás, más allá de estas pequeñas inverosimilitudes del guión, también están los recursos trillados de catarsis, emoción, etc., hablar de los perdones, de las culpas, de los te amos... reconciliarse justo en el momento del sacrificio o qué sé yo... A lo mejor son pequeñeces, pero de todas formas denotan una escritura conformista e impersonal, instrumental y apenas correcta. Una escritura pobre e incluso poco esforzada. Que bueno que la puesta en escena de Krasinski salve, y con creces, la función. Porque, de vuelta a lo mismo, no nos engañemos: estamos ante una muy buena película de terror (o así le dicen) que te mantiene atento de inicio a fin, y que tiene secuencias de infarto, que es, me parece, lo que se le pide a esta clase de productos.Ahora, ¿qué da más miedo? (pregunta hecha sólo para jugar un poco), ¿que te asedien estos monstruos ciegos pero con la oreja bien parada, o un grupo de paletos enfurecidos (como en "Perros de paja")?En cualquier caso, me parece que "A Quiet Place" bien merecido se tiene su éxito. En el fondo me ha gustado y lo pasé bien viéndola.