A reactivar las economías locales

La crisis económica también creció con naturaleza pandémica. A la par a como se expande el COVID-19, la merma económica también causa estragos en toda la geografía mundial.

La cuarentena que el Gobierno colombiano amplió hasta el próximo 27 de abril fue una medida dura, pero necesaria para prolongar de manera obligatoria el aislamiento social, el mecanismo más efectivo para combatir el virus.

No obstante, esta situación está dejando una gradual pero profunda huella en el sistema productivo nacional y, al hacer zoom, en las frágiles economías locales que en Colombia dependen mucho de la agricultura, manufacturas de pequeña y mediana producción, los servicios y los pequeños comercios.

Por esta razón, desde ahora mismo debemos procurar hacer campaña para que compremos en la medida de lo posible, a amigos, vecinos, a esos emprendedores que conocemos y a los que no pero que están haciendo un gran esfuerzo para sostener los empleos y no dejar quebrar sus emprendimientos.

Como me decía un paisano en Socorro, debemos activar tal como lo pregonaba una película de Hollywood, una ‘cadena de favores’ en la que en cada población nos ayudemos entre todos. Eso se puede traducir en acciones tan sencillas como que en cada municipio circulen listados de emprendimientos locales para abastecernos con lo urgente y favorecernos con lo importante. Así mismo, los gobiernos en todos los órdenes deben priorizar a los proveedores locales en los territorios en los que quieran ayudar.

Hoy la clase media está sacrificada en el sándwich de la invisibilidad ya que ni tiene los recursos para estar absolutamente tranquila ni recibirá ayudas del Gobierno, pero tendrá que seguir luchando por cumplir sus obligaciones, con los servicios públicos, la educación de sus hijos y pagar los arriendos. Por eso, esa misma cadena de favores debe servirnos para expresar nuestra solidaridad con todos; hay mucha gente buena haciendo cosas increíbles.

Debemos insistir en comprar con prioridad lo nuestro para reactivar las economías locales. Eso podemos hacerlo desde ya y ojalá, cuando superemos la emergencia sanitaria, regresemos a las calles, reactivemos el consumo que hoy tenemos reducido por esa economía de guerra. Cristalicemos la esperanza.

Nota: Esta columna fue publicada originalmente en Vanguardia el día 9 de abril de 2020.