Revista Cultura y Ocio

A seguir, que vamos bien

Por Aceituno

Los reflejos. ¡Cuánto me gustan los reflejos! ¡Cómo distorsionan la realidad y qué imágenes tan sugerentes nos ofrecen! Estas fotografías de hoy podrían pertenecer, perfectamente, al extraño universo de tinieblos y luciérnagos que intenté crear en el post de ayer. Por lo general cuando veo imágenes así de distorsionadas se activa una parte de mi imaginación y algo me conmueve profundamente, como si yo ya hubiese estado allí, como si lo conociese por otras vidas vividas o por otros caminos transitados. Por eso no puedo evitar tomar la foto cuando lo veo.

Porque tomar la foto, para mí, es quedarse con un poquito de la esencia del sujeto fotografiado. Es algo que vi y que, si no fuese por mi cámara, se hubiese perdido para siempre en el mar de mis recuerdos. En cambio gracias a mi cámara (y a que tengo los conocimientos mínimos como para usarla), el universo ahora dispone de esa imagen para siempre, para quien quiera. No importa ahora si es una imagen potente o es una estupidez, lo que importa es que no existiría si no fuese porque disparé la foto.

Y eso es impagable.

Yo creo que por eso los fotógrafos reconocemos tan rápidamente una fotografía tomada por uno mismo. A veces puede surgir alguna duda pero, por lo general, sabemos cuándo es nuestra. Bueno, al menos yo lo sé. No sé si pensarán igual el resto de los fotógrafos. La verdad es que nunca me he sentido partícipe de un grupo y esto de la fotografía no es una excepción, así que no tengo ni idea de cómo piensan los fotógrafos en general. Lo que sí sé es que cuando empecé a estudiar fotografía, sentí con absoluta claridad que había encontrado mi mundo, que yo pertenecía a eso, que me resultaba familiar el lenguaje fotográfico, que aprendía con fluidez y con ritmo, que asimilaba perfectamente todo lo que me decían… sentí, más o menos, que había llegado a casa.

Así que por eso busco mi propia identidad en la fotografía. Y yo creo que en estas más de 280 entradas del fotonauta ya se puede vislumbrar un atisbo de lenguaje fotográfico, ya aparecen algunas imágenes que podrían formar parte de un gran todo y que parecen comunicare entre sí. Me atrevo a decir que hay un lenguaje fotonauta. De hecho, cuando salgo a tomar fotos, siempre sé qué imágenes servirán para el blog y cuales quedarán olvidadas en mi disco duro. Me resultaría muy difícil explicar las características de esas imágenes con “lenguaje fotonauta”, pero creo que tiene que ver con la abstracción y con la doble lectura. De todas formas de analizar todo esto ya se encargarán los críticos si es que alguna vez mi obra llega a sus manos. De momento mis críticos sois vosotros, los seguidores del blog y hasta ahora parece que le vais dando el Ok a la mayoría de las fotos, así que yo encantado y a seguir, que parece que por este camino vamos bien.


A seguir, que vamos bien


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